La patronal busca sacar rédito de la pandemia

Ante el avance de la pandemia, empresas alimenticias y de otros rubros y sectores del macrismo encontraron en el aislamiento la excusa para avanzar con planes de despidos. Mientras tanto, el STIA y el Gobierno apuntan a conservar el empleo cuidando a los trabajadores.

En medio de la pandemia desatada a nivel mundial por el avance del coronavirus, sectores políticos y económicos comenzaron a utilizar la idea de que los trabajadores y trabajadoras del sector respeten la cuarentena, para llegar así a formas fáciles de despedirlos.

Techint, Clarin, Nevares, el Grupo América, Polka, Alco Canale, Surano son apenas algunas de las empresas que vieron en la cuarentena una oportunidad para acelerar sus planes de desempleo, para que no se vean afectadas sus ganancias empresariales.

Claro que en el sector alimenticio tiene a sus representantes que buscan usar el aislamiento social dictaminado por el gobierno nacional, como un canal para facilitar sus planes de despido de trabajadores, a los que el STIA se opone terminantemente.

Esos planes se encuentran movilizados por referentes políticos, varios identificados con la Coordinadora de Empresas Alimenticias (COPAL) que buscan respaldar a las patronales de avanzar en la obtención de ganancias a cualquier costo, y en el marco de cualquier coyuntura.

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La situación en Alimentación

Hoy los trabajadores del sector alimenticio deben concurrir a los puestos de trabajo, luego del decreto presidencial que los excluyó de cumplir con el aislamiento social. Desde el gremio llamaron al compromiso de los empleados en esta norma política.

El argumento del Ejecutivo es que el sector es “prioritario” para abastecer el consumo, mientras la población nacional se mantiene en sus casas, para evitar que a la crisis sanitaria, se le agregue una crisis por desabastecimiento del mercado interno.

Básicamente, se tiene que poder garantizar que la población que se encuentra respetando las condiciones de aislamiento, no vivan experiencias de desabastecimiento de productos que los lleven a tomar medidas extremas como abandonar la cuarentena para buscarlos.

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Las necesidades llaman a los especuladores (y a los marginales)

Desde distintos sectores políticos comenzaron a utilizar esta idea de la cuarentena y de priorizar la salud, para defender sus propios intereses. Es así que comenzaron a hacer circular la idea de no asistir a los puestos de trabajo por el avance del virus, junto con medidas drásticas.

Despidos, quita de salarios, reducción de horas, seguros de desempleo son algunas de las estrategias para horadar las condiciones y derechos de los trabajadores del sector, con la excusa de querer protegerlos del virus.

Uno de los que salió a instalar la idea de un “seguro de desempleo” fue el presidente de la Coordinadora de Empresas Alimenticias (COPAL), Daniel Funes de Rioja, quien además ocupa el influyente cargo de vicepresidente de la Unión Industrial Argentina.

Funes de Rioja, propuso “cambiar el sistema indemnizatorio por un seguro de desempleo” ante “la amenaza para el empleo que supone la pandemia de Coronavirus”. El referente patronal del sector alimenticio volvió a poner sobre la mesa su mirada empresarial por la coyuntura actual.

“Frente a la pandemia tiene que haber mecanismos para proteger al trabajador y su familia y no perjudicar al aparato productivo”, dijo el titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), simulando su preocupación por los trabajadores.

Las palabras de Funes de Rioja cobran relevancia viniendo de uno de los promotores más fuertes de la reforma laboral que intentaba imponer el gobierno de Mauricio Macri para reducir derechos laborales y condiciones de empleo, y que frenó Alberto Fernández.

Para justificarse, el empresario afirmó que “en 2018 y en 2019 la producción estuvo con números negativos”, pero, además, remarcó que “una empresa puede tener espaldas porque tiene patrimonio, pero no porque tiene ganancias”, mientras justificó a Techint por querer despedir.

Preocupación en Alimentación

Ante estas afirmaciones, el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA) maneja con cautela el pedido de que ciertas empresas alimenticias permitan a sus empleados realizar el aislamiento, en función de las implicancias laborales que podría acarrear.

La preocupación por la salud es reinante en un sector que debe acatar la decisión del Poder Ejecutivo, tanto para los trabajadores como para sus referentes, delegados y representantes obreros.

Pero el uso político y los intereses económicos que pueden avanzar con el reclamo de estas medidas hacen que el gremio se ponga en alerta para cuidar que no se vean afectados los puestos de trabajo.

Por lo pronto, desde el gremio, apuestan a que las patronales de diferentes plantas cumplan con las medidas sanitarias necesarias para proteger la salud de los trabajadores y trabajadoras que asisten a cumplir con sus tareas.

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La respuesta: Decreto “anti despidos”

La respuesta de parte del Gobierno, avalada por los referentes del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA), fue emitir un decreto que impide a la patronal realizar despidos por el plazo de 60 días.

Así, salieron desde el Ejecutivo a calmar los intentos empresariales de usar la pandemia y el aislamiento social como excusa para avanzar con sus planes de dejar sin empleo a los trabajadores.

Desde el gremio de la Alimentación, sin embargo, se mantienen en alerta para cuidar los puestos de trabajo, mientras gestionan eximiciones, y trabajan para que se cumplan las medidas sanitarias de prevención en las plantas del sector.

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