Copal, discurso y realidad

Copal, discurso y realidad

Mientras los CEOs le tiran flores al gobierno, en febrero Alimentación apareció tercero en un ranking de despidos en el sector privado

Los integrantes de las cámaras empresariales de nuestro país nucleados en la Copal celebraron el dato del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos  (Indec) que afirmó una baja del desempleo en nuestro país del 0,4% durante el año pasado.

La información de la Encuesta Permanente de Hogares estableció que en Argentina existe un 7,2 por ciento de desempleo, la cifra más baja de los últimos dos años. A pesar de ello la subocupación prácticamente no bajó: en el cuatro trimestre llegó al 10,2 por ciento.

El dato es más que positivo aunque la suba sea, aún, un reflejo tibio que no llega a convertirse en una tendencia sólida. De hecho la algarabía de muchos sectores contrastó con objeciones y lecturas precavidas que intentan darle un marco contextual al dato del Indec.

Ya en el mes de septiembre de 2017, el registro de caída del desempleo alentaba al gobierno nacional pero, también, sumaba detractores.

Un dato engañoso

Dos informes del Centro de Economía Política Argentina y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas aseguraron que el descenso de la desocupación se debe a que 100 mil personas ya no buscan empleo.

Más allá de las diferentes percepciones lo concreto es que la información es positiva pero los factores, de orden social, económico, cultural y político que pueden originar ese comportamiento son tan variados, que conviene revisar las causas con precaución.

Justamente es allí donde algunos actores de la sociedad hicieron caso omiso. Los empresarios fueron los primeros en salir a celebrar un dato que contrasta con las realidades que manejan en su propio sector.

El titular de Copal, Daniel Funes de Rioja, afirmó que la baja del desempleo “es un dato positivo”. El funcionario no emitió opinión, sin embargo, sobre otro dato: el sector alimenticio quedó tercero en un ranking de desempleo privado, en febrero.

Durante el mes pasado 5.608 personas se quedaron sin trabajo o fueron suspendidos, según un informe del Centro de Economía Política Argentina. La cifra superó el registro de 2017 y contradice los números del INDEC. Allí Alimentación ocupó el tercer lugar del ranking.

Los despidos en el Ingenio Ledesma, La Virginia, Olca, Ovoprot y Calsa hicieron subir al podio a un sector que suma preocupación en el ámbito laboral. La apertura de las importaciones y la caída del consumo impactaron en la economía general de los trabajadores del sector.

Alimentación en alerta

El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) llamó la atención, además, por otro comportamiento empresarial que, de convertirse en tendencia, puede acarrear una fuerte crisis para el sector en su totalidad.

Tres de los gigantes del sector alimenticio de Argentina, las empresas Arcor, Nestlé y Molinos Río de la Plata dieron a conocer las pérdidas millonarias que la caída del consumo está generando en sus ingresos globales.

Molinos Río de la Plata el año pasado perdió $187 millones, afectada por aumentos de precios menores a la inflación de ese período y también por la suba del dólar y los costos fijos de capital.

En el caso de Arcor, si bien no sufrió un balance negativo en 2017, sus resultados arrojaron una rentabilidad para sus accionistas de $386,8 millones y ventas a terceros por $35.293 millones. Esto significa un nivel de ganancias de 0,8% sobre sus ventas contra el 1,2% del 2016.

Un problema federal

Desde Córdoba, el STIA también manifestó preocupación por la caída de la actividad de Nestlé: “Nos alerta ver una planta como Nestlé trabajando al 50%, lo mismo que Santa Clara. Son multinacionales que sostienen el plantel pero no sabemos hasta cuándo”.

Rodolfo Daer
Rodolfo Daer, el secretario general del STIA filial Buenos Aires alertó en los últimos plenarios sobre el escenario de despidos que se vive en Alimentación.

Pero, además, es necesario destacar la situación que atraviesan otras empresas alimenticias como Cresta Roja, Alijor, y la mas reciente, Froneri, de la localidad de El Talar.

Fue el propio Rodolfo Daer, titular del Sindicato, quien, en un plenario de delegados del STIA, alertó sobre esta situación generalizada del sector, con conflictos que se remontan al año anterior y que involucran a otras compañías.

En ese encuentro, realizado en febrero, el dirigente del STIA alarmó sobre el peligro que implica el plan económico de Cambiemos para el empleo fabril.

COPAL: discurso conciliador y poca autocrítica

La situación generalizada del sector, ubican al mensaje de la Coordinadora de Industrias de la Alimentación celebrando la caída del desempleo más cerca de ser un guiño de amistad con el Gobierno nacional por los cruces recientes, que de una lectura nítida sobre la realidad.

Sin embargo, la autocrítica no parece ser tendencia dentro del sector empresario que no acusó recibo de los informes que aseguran que el desempleo viene convirtiéndose en “un proceso continuo”.

Según el CEPA lo más negativo de la cifra de febrero es que en el mismo periodo de 2017, hubo 3.677 despidos. Pero, además, en enero de este año también hubo un incremento importante en la cantidad de despidos, ya que 6.639 personas se quedaron sin trabajo.

Oportunismo

Copal-Indec
Daniel Funes de Rioja no asumió una postura de defensa de las manufactureras alimenticias pese a la crisis imperante.

Sin embargo, la lectura oblicua de la realidad y la comprensión completa de los procesos parece cambiar para los CEOs cuando requieren “llevar agua para su molino”.

«Las paritarias deben contribuir a no aumentar la expectativa inflacionaria. Antes que nada, la Argentina tiene que lograr estabilidad macroeconómica. Eso tiene que ser por acción de todos» manifestaba Daniel Funes de Rioja en 2017 al referirse a las negociaciones salariales.

Para el titular de la entidad que nuclea a las industrias del sector alimenticio “el desafío es productividad y competitividad, algo que hay que lograr de la mano de los trabajadores» aseguraba.

El llamado a la colaboración de los trabajadores y la preocupación por la situación generalizada del país, durante su evaluación de la realidad, no es compatible con la actitud de ignorar datos cruciales de la realidad, que preocupan mucho al sector del trabajo.

 

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