Los trabajadores de Cereales 3 Arroyos temen quedar en la calle

Luego de la decisión de la gerencia de la empresa de retirarse del acuerdo al que habían llegado para continuar la producción, los empleados de Cereales 3 Arroyos reciben con angustia la chance de la llegada de un inversor.

Tras algunos meses de estabilidad los trabajadores de Cereales 3 Arroyos volvieron a sufrir inestabilidad.

Es que si bien durante en abril habían conseguido llegar a un acuerdo con la gerencia, todo volvió a cero.

Los ex gerentes de la planta, que habían sufrido la fuga patronal al igual que los trabajadores, habían realizado una iniciativa de reactivación.

La propuesta duró dos meses apenas, porque, en apariencia, apareció un comprador a la planta.

A pesar de la noticia positiva, los trabajadores tomaron la novedad con incertidumbre.

Es que los ejemplos de «reestructuraciones» con cada compra de plantas fabriles abundan.

Sin acuerdo ni salarios

Los trabajadores de Cereales 3 Arroyos apuntaron que, además del acuerdo, cayeron sus salarios.

A pesar de haber puesto en marcha la planta los sueldos continúan muy pauperizados y la incertidumbre laboral sigue pesando sobre los trabajadores.

Los empleados no cobran el salario en tiempo y forma y la fábrica estaría a puntos de ser comprada por un inversor.

Casos anteriores de empresas con problemas financieros que fueron adquiridas por fondos de inversión o empresas más grandes terminaron mal para los trabajadores. Es que en cada ‘reestructuración’ suele ser las empleadas y empleados la variable de ajuste inmediata.

Incertidumbre

Es por eso que que hoy existe una fuerte incertidumbre entre los casi 165 trabajadores de Cereales 3 Arroyos.

Golpeada por la baja en las ventas y el exponencial crecimiento de la tarifa de los servicios, la empresa quedó contra las cuerdas.

Ahora la compañía debe afrontar el pago de la luz por más de 550 mil pesos y del gas por 330 mil.

“En su momento los dueños habían desaparecido, la empresa funcionaba como una especie de cooperativa encubierta» aseguraba un delegado de la planta.

Más tarde los propietarios volvieron a aparecer y manifiestan que no tienen capital para hacerse cargo.

Así la planta quedó a la venta y hoy hay chance de que sea comprada por un inversor.

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Durante un tiempo la empresa careció de capital para comprar la materia prima.

«La situación es cada vez más desesperante”, aseguran los trabajadores.

“La gente hace el esfuerzo y a la vez hace changas para poder subsistir, pero necesitamos una respuesta», manifiestan.

«Dicen que hay un interesado en comprarla, pero esto puede llevar 3 o 4 meses, vivimos el día a día y no sabemos hasta dónde vamos a poder aguantar”, concluyen.