En 2018 las alimenticias le ganaron por 20 puntos a la inflación
A pesar de las quejas y mezquindades a la hora de sentarse a negociar salarios con los trabajadores, un informe de la Universidad de Avellaneda (UNDAV) reveló que los alimentos aumentaron casi 20 puntos más que la inflación. Todavía queda «inflación reprimida».
A horas de conocerse los datos del índice de Precios al Consumidor (IPC) sobre la inflación total del 2018, la Universidad de Avellaneda (UNDAV) reveló que los productos alimenticios aumentaron un 64% durante el año pasado.
La información deja en evidencia que las alimenticias no quedaron relegadas ante la crisis económica puesto que subieron los precios de sus productos muy por encima del alza inflacionaria que deterioró los salarios de los trabajadores.
Es que si se toman las estimaciones finales del gobierno nacional y de las consultoras la cifra de ganancia de las empresas de alimentos y bebidas habrá llegado al 20% aproximadamente, al trasladar el valor dólar a sus productos finales.
Sin embargo, cabe aclarar que esa cifra no es, aún, un número definitivo puesto que aún queda un resto de la devaluación que aún las empresas no han trasladado a los valores de sus mercancías.
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Las mismas de siempre
La última suba se tradujo a principios de diciembre cuando las principales compañías como Molinos, Unilever, Arcor y Mondelez le enviaron las listas de precios a los supermercados con aumentos del 15%.
Desde las comercializadoras se quejaron puesto que la decisión de las alimenticias impacta de manera directa en la caída del poder de compra, en la capacidad salarial y en el consumo de los sectores trabajadores.
Según la UNDAV el aumento promedio de los precios en diciembre fue del 4,3%, lo que establece un piso alto para la inflación del último mes de 2018 y un consolidado proyectado para los alimentos del 64%.
«Los alimentos traccionaron la inflación del último mes de 2018 y establecieron un piso alto para el índice de precios de diciembre», destacaron los autores del informe de la Universidad de Avellaneda.
En el detalle por productos, se registraron en diciembre subas considerables en huevos (+17,8%), yerba mate (+6,3%), hamburguesas congeladas (+6,0%), fideos secos (+5,2%), salchichas (+5,0%), dulce de leche (+4,8%) y harina (+4,4%).
Los bienes que más aumentaron en 2018 son batata (244%), harina de trigo común triple cero (186%), el zapallo de anco (118%), los huevos (118%), fideos secos (107%), hamburguesas congeladas (97%), el algodón (96%) y polvo para flan (93%).
Le siguen arvejas secas remojadas (68%), cerveza de litro (67%), lavandina (66%), desodorante personal (66%), agua sin gas (65%), sal fina (64%), manzana deliciosa (64%), pañales descartables (62%), pollo entero (62%) y jabón en polvo para ropa (61%).
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Las alimenticias solo salen ganando
“Estos aumentos traslucen un proceso asimétrico que se separan de la inflación promedio general”, aseguraron desde la entidad académica que elaboró la medición. Es que, claro, los aumentos de las empresas de alimentos subieron exponencialmente sobre la inflación.
Ello marca que la suba de sus productos no tuvo en absoluto que ver con “empardar” la inflación que estuvo 20 puntos por debajo de sus aumentos. Esto implica que sus subas responden a otro proceso que nada tiene que ver con la realidad local.
Ese proceso es el traslado del valor dolarizado de sus productos a los precios locales para estirar su ganancia. El ardid empresario impulsó aún más la caída de poder de compra de los salarios que el gobierno nacional avala y promueve.
En su búsqueda por no perder ni un centímetro ante la inflación acuciante que azotó a los sectores trabajadores, los empresarios argentinos que exportan sus productos alimenticios igualaron el valor internacional al que lo venden en dólares con el que lo ofrecen aquí.
Así homogeneizaron ganancias a pesar de la heterogeneidad de contextos en los que colocan sus manufacturas. Es más, lo hicieron a sabiendas de la brutal suba de precios que acució durante todo el 2018 al bolsillo del sector laboral.
Y querían más y más
Sin embargo, a pesar de obtener márgenes de ganancia que no consiguió nadie en el país durante el año pasado, los empresarios alimenticios se negaban sistemáticamente a reabrir paritarias. Es decir, que, además, pretendían aplastar aún más los sueldos.
De esa manera garantizaban (aún) mayores volúmenes de ganancia empresaria a costa de pagar menos sueldos. Pero, lo más llamativo, es que lo hicieron argumentando que no podrían pagar ni el bono de fin de año ni la actualización exigida por el gremio alimenticio.
Cabe recordar que el representante de la entidad que nuclea a las empresas del sector (COPAL), Daniel Funes de Rioja, se mostró “sorprendido” cuando el Sindicato de la Alimentación (STIA) pedía reabrir paritarias.
Pero, además, el vice de la Unión Industrial aseguraba que sería un puñado de empresas el que podría pagar los aumentos de sueldo exigidos desde el gremio. Ahora si queda develado que sus argumentos eran una cortina de humo para salvaguardar la ganancia de las empresas.
Ello, incluso, a costa de la caída estrepitosa de los salarios, y de los incrementos descomunales en la canasta básica de alimentos que mide la línea de pobreza.
Sólo queda el camino de las calles
No cabe duda que si en el peor año para los salarios de los trabajadores, los empresarios no dejaron ver ni un atisbo de empatía con quienes salieron derrotados por la inflación, resignando ganancias, el camino del movimiento obrero es la movilización.
Pero, además, la defensa del salario, el empleo y los puestos de trabajo con el apoyo de los gremios, puesto que para el gobierno y los CEOs es claro que el plan económico no incluye la reactivación del consumo por el lado de los sueldos y el poder de compra.