Devaluación, oligopolio y enojo simulado del Gobierno

Un estudio reveló que el 60% del mercado alimenticio es movilizado por 18 empresas. A pesar de la falta de medidas para frenar la tendencia al oligopolio del sector, el Gobierno sobreactúa su enojo por el traslado de la devaluación a los precios de los alimentos. Dos caras de la misma moneda.

Mientras el gobierno continúa con su ronda de reuniones para que las empresas alimenticias declaren su estructura de precios un informe dejó en evidencia la sobreactuación solapada que se esconde en el supuesto enojo con los empresarios del sector.

Es que mientras la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal amenazaba con “escrachar” a los CEOs que trasladasen la devaluación a sus productos, un estudio develó que el 60% del mercado de alimentos es manejado por 18 empresas.

El sondeo realizado por la consultora Focus Market en 515 puntos de venta de todo el país vía Scanntech (lector de código de punta de venta), dio cuenta de un alto nivel de concentración de las alimenticias en el mercado local.

Desde la consultora afirman que en “alimentos”, 18 compañías componen el 60% de la participación del mercado sobre un total de 260. Y añadieron que en cuanto a la facturación, el 7% de los fabricantes se llevan el 60% del total.

Al analizar el sector “bebidas”, observó que 15 empresas tienen el 80% de participación de mercado sobre un total de 164, mientras que el 9% de los fabricantes generan el 80% de la facturación.

El dato, que bien puede pasar desapercibido, habla de la situación estructural de un sector que se concentra de manera creciente y se convierte, de a poco, en oligopólico. El hecho acarrea una diversidad de consecuencias, pero sobre todo impacta en los precios.

Si el gobierno nacional está verdaderamente preocupado por el traslado de la devaluación de la moneda nacional al precio de los alimentos que consume la población trabajadora, debería prestar atención a este dato, con urgencia, para tomar decisiones políticas reales.

Libertad, libertad (y concentración económica)

Amparados en un discurso con fuerte impronta liberal, los empresarios acuden al Estado nacional para obtener condiciones de total libertad de mercado. La estrategia, que tiene una sólida legitimidad social, sin embargo, esconde desigualdades en su estructura interna.

Esos desequilibrios quedan a la luz cuando se dan casos como los de las últimas semanas de mayo, cuando la suba del dólar sirvió de excusa para que las grandes empresas de alimentos de Argentina acuerden entre si incrementos de hasta el 20% en el valor de sus mercancías.

Esto implica que esas pocas empresas tienen cada vez mayor “libertad” en el manejo del valor de sus productos, generando, con total desentendimiento e indolencia, impactos que desequilibran las variables macro de la economía del país.

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Daniel Funes de Rioja, presidente de la cámara empresaria de alimentos COPAL, aliado del Gobierno.

Inflación y Canasta básica

Los impactos más notables de esta desigualdad generada por un concentrado grupo de empresarios nacionales con iguales intereses, quedan manifiestos a posteriori, en los índices inflacionarios y de la canasta de alimentos, que van apareciendo mes a mes.

En los próximos días podrá saberse cuál fue el impacto real de la corrida cambiaria para el precio de los productos de consumo masivo, durante el mes de mayo, cuando se conozca el índice de precios al consumidor, el cálculo de pobreza y las subas en la canasta de alimentos.

Ya a mediados del mes de mayo, varias consultoras anticiparon que debido a la decisión de las empresas de Alimentos y Bebidas, el alza inflacionaria del mes no estará por debajo del 3% mensual.

Enojo sobreactuado

La “interpelación” a los directivos de las marcas alimenticias, promocionada en los medios como un interrogatorio “detectivesco” por parte del Gobierno, se convirtió en parodia cuando los funcionarios nacionales aceptaron, sin críticas, el argumento CEO sobre que “no hubo pasaje” a precios de la devaluación.

Las principales compañías alimenticias del país volvieron a rechazar que la corrida cambiaria de las últimas semanas impacte en el valor de sus productos, durante la interpelación llevada a cabo por el gobierno de Mauricio Macri.

La respuesta de los empresarios y la reacción del gobierno nacional dejan en evidencia que la ronda de encuentros configuró una estrategia para sobreactuar el descontento que Cambiemos pretende mostrar a la opinión pública, en una de sus peores semanas.

A los hombres del macrismo les hubiera bastado con pedir los listados de precios de los principales supermercados del país para constatar que “si hubo pasaje” a precios de la devaluación, en lugar de movilizar a la patronal del sector.

Tibio con la patronal, intransigente con los trabajadores

Entretanto, los funcionarios de Mauricio Macri se muestran inconmovibles a los reclamos del movimiento obrero de equilibrar las paritarias para que los salarios no pierdan ante el alza inflacionaria provocada por los hombres de negocios que si cuentan con su anuencia.

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Macri y su entorno parecen ver una realidad diferente a la que viven el país en materia  económica

El perfil del proyecto político de la actual gestión queda en evidencia de manera cada vez más incontrastable, y la sociedad parece haber tomado nota de ello.

La imagen del presidente y sus funcionarios viene cayendo sostenidamente desde diciembre, según las encuestadoras de imagen, y ninguna medida de Cambiemos parece revertir la tendencia.

La situación no aparenta cambio alguno, más cuando el gobierno no da señales de elaborar políticas que ataquen a los problemas reales de nuestro país.

 

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