El relato del macrismo detrás de la deuda
El presidente Macri pidió «no endeudar a nuestros hijos y nietos» a horas del anuncio de nuevas emisiones de deuda
Mientras el presidente Mauricio Macri hacía su aparición pública reconociendo el endeudamiento récord de nuestro país, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, anunciaba la colocación de u$s 9.000 millones de deuda en bonos para los próximos años.
Entre los argumentos que sostienen esta especie de desinhibido laissez faire deudor del gobierno nacional está la idea de las bajas tasas de interés para la devolución de los préstamos.
Según Caputo, las tasas a las que se emitieron son las más bajas de la historia de nuestro país y representarían una baja de 100 puntos básicos en relación a las tasas pagadas en la emisión de bonos similares de enero 2017.
El diario económico Ambito Financiero consignó que «la demanda por los bonos argentinos totalizó u$s 21.400 millones, superando en 2,4 veces el monto finalmente emitido con la participación de más de 450 inversores de Norteamérica, Europa y Asia.
El titular de la cartera financiera aseguró estar “muy satisfecho” con la nueva emisión. “Este financiamiento cubre aproximadamente una tercera parte de las necesidades de financiamiento del 2018 y más del 50% de las inversiones en infraestructura del 2018«.
En este caso la emisión habría sido liderada por los las entidades bancarias locales del Citigroup, Deutsche Bank Securities, HSBC, BBVA y Santander.
Discurso de austeridad y endeudamiento histórico
El titular de Finanzas, Luis Caputo, reveló que el Gobierno necesitará financiamiento por unos u$s 30.000 millones, en 2018, y 26 mil millones, en 2019.
Como si se tratara de un candidato opositor, desde Villa La Angostura, el presidente Macri pedía, al mismo tiempo, “no seguir tomando deuda”.
“No queremos seguir tomando deuda y obligar a que nuestros hijos y nietos la tengan que pagar” fue la frase que ni los medios más afines al gobierno nacional pudieron disimular. Más que error de comunicación o interna política, el mensaje pareció parte de una estrategia de distracción colectiva.
Una deuda récord contraída por el macrismo
La realidad marca que el Estado nacional encabeza el ranking de emisiones soberanas entre 2016 y 2017 con USD 42.000 millones convirtiéndose en el país emergente que más deuda contrajo en los últimos dos años.
Por otra parte, el dato más significativo es que se colocó un bono a cien años, estableciendo un compromiso que deberán enfrentar los próximos 25 períodos presidenciales de la Argentina.
Macri continuó su discurso asegurando que “tenemos que garantizarnos de vivir con los recursos que tenemos hoy” pero el racionalismo económico y la idea de austeridad que se esforzó en transmitir, fue a contramano de las decisiones que su equipo económico viene tomando.
Es que el tesoro nacional emitió deuda externa neta por 61.664 millones de dólares desde el inicio de la actual gestión política, en diciembre de 2015. El monto representa más de 10 por ciento del PIB, posicionando al país entre los más endeudados del mundo.
el dato más significativo es que se colocó un bono a cien años, estableciendo un compromiso que deberán enfrentar los próximos 25 períodos presidenciales de la Argentina
Los números aíslan la estrategia discursiva del Gobierno, tendiente a presentarse como referentes de la racionalidad empresarial y dejan al desnudo que, lejos de ser circunstancial, el endeudamiento es uno de los objetivos políticos más nítidos de la coalición gobernante.
¿Deuda para qué?
Una de las cuestiones que destacan los analistas, incluso los más cercanos al gobierno, es el problema de la “estructura” de la deuda. Es que el 75 % de ese dinero se utilizó para financiar la “fuga” de capitales al exterior. Es decir, el vacío de dólares interno.
Ello implica que sólo el 25 de los préstamos del exterior fueron destinados a emprendimientos productivos que, en algunos años, generen las condiciones para la devolución de esos compromisos, así como para la generación de empleo y valor agregado.
La lectura política de esos datos permite observar una estrategia de generación de contrapesos del que sólo se benéfica el capital financiero nacional e internacional. Es decir que son los sectores nacionales ligados a la exportación y los capitales transnacionales los beneficiarios de las medidas.
Los especialistas en política económica remarcan el riesgo que implica esta situación. Es más, aun cuando muchos afirman que la emisión de deuda no es un problema en sí mismo, destacan que lo más preocupante del objetivo financiero de Cambiemos es el destino de los préstamos tomados.
Los bancos y el agro detrás de las decisiones políticas de Cambiemos
La última colocación de 9000 millones fue liderada por las entidades bancarias del Citigroup, Deutsche Bank Securities, HSBC, BBVA y Santander. En su discurso Macri aseguró que negociará con bancos pedir más en enero. Serían al menos US$ 5.000 millones en distintos plazos.
Otro de los hechos que enmarcan las determinaciones del actual gobierno es que, a pesar de esa balanza deficitaria, el Ejecutivo nacional volvió a avalar otra baja de las retenciones a la soja que impactará en las arcas del Estado en unos $ 20 mil millones.
Según los diarios económicos de nuestro país «el plan forma parte del programa 2018 que prevé una emisión de US$ 30.000 millones de deuda para financiar el déficit fiscal.
La semana pasada el propio Caputo expuso la estimación de lo que será el aumento de la deuda pública neta de todos los argentinos, en los próximos años: subirá hasta 2020 del 28,5% actual al 37,3%.
La política financiera de Cambiemos cuenta además con un dato que exacerba las tendencias monetaristas de sus principales operadores económicos. Y es que Argentina podría acceder a tasas todavía más bajas de devolución de los préstamos por ‘eventos’ que calificarían nuestra economía con una nota mayor.
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