CSIRA alerta por “industricidio” y pide un frente productivo

CSIRA alerta por “industricidio” y pide un frente productivo

En su congreso nacional, CSIRA denunció un colapso productivo y llamó a defender la industria. Sergio Escalante (STIA BA) participó junto a referentes industriales.

Un congreso que marca el pulso de la crisis industrial

El reciente congreso nacional de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA) funcionó como un diagnóstico colectivo y, al mismo tiempo, como una alarma encendida sobre el rumbo económico del país. Bajo la consigna de frenar el “industricidio”, dirigentes de múltiples sectores industriales expusieron lo que consideraron un deterioro acelerado del empleo, la producción y el entramado manufacturero tras meses de recesión, apertura indiscriminada de importaciones y políticas macroeconómicas orientadas a la valorización financiera.

Entre los oradores y delegaciones presentes se destacó la participación del secretario general del STIA Buenos Aires, Sergio Escalante, acompañado por miembros del Consejo Directivo del gremio. Su presencia representó un respaldo explícito del sector de la alimentación a la convocatoria de CSIRA, reforzando la idea de que la crisis productiva atraviesa hoy a toda la industria, desde metalúrgicos y automotrices hasta químicos, textiles y empresas alimentarias. La columna del STIA BA aportó además una señal política concreta: el deterioro salarial, la caída del empleo y el cierre de plantas no son fenómenos aislados sino parte de un proceso de desindustrialización que impacta en toda la cadena de valor.

El CSIRA se pronunció contra el «industricidio» y las políticas económicas del gobierno de Milei.

 

El documento central del congreso advirtió que la Argentina “se encuentra en un colapso productivo sin precedentes”, con decenas de miles de puestos de trabajo perdidos desde finales de 2023, y un aparato manufacturero que opera por debajo de su capacidad por falta de demanda interna, contracción del crédito, apertura del mercado y atraso cambiario. La lectura de CSIRA es clara: el actual modelo económico prioriza el ingreso de importaciones baratas y la renta financiera, mientras desarma sistemáticamente políticas de desarrollo industrial, ciencia, tecnología y agregado de valor.

Frente a ese escenario, el congreso resolvió impulsar un Congreso Nacional de la Producción, el Trabajo y la Calidad de Vida, convocando a pymes, universidades, investigadores, gobiernos locales, sindicatos y organizaciones productivas. La propuesta busca articular un frente amplio capaz de disputar no sólo medidas concretas —como defensa del empleo, reactivación del mercado interno y programas de abastecimiento industrial— sino también un sentido político sobre qué proyecto de país se construye.

El rol del STIA Buenos Aires en defensa del trabajo industrial

La participación de Sergio Escalante en el congreso de CSIRA fue uno de los momentos más destacados de la jornada. El dirigente del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA Buenos Aires) expuso la situación del sector alimentario, que combina dos procesos simultáneos: fuerte caída del consumo interno y creciente presión importadora en productos procesados, insumos y envases. Según relató, muchas empresas del rubro ya operan en niveles de producción cercanos a los del primer trimestre de 2002.

Escalante subrayó que “defender la industria es defender el empleo, la soberanía alimentaria y la salud económica del país”. Sostuvo que el actual ajuste “no es un programa de eficiencia sino un plan de desguace productivo”, donde las fábricas cierran mientras se sostienen rentabilidades financieras extraordinarias. También alertó sobre la pérdida acelerada del poder adquisitivo, que erosiona el consumo de alimentos esenciales y presiona al sistema productivo a la baja.

Sergio Escalante, Paola Benítez, y miembros del Consejo Directivo del STIA participaron del cuarto congreso del CSIRA en defensa de la industria nacional.

 

La presencia del Consejo Directivo del STIA BA reforzó una lectura que se repitió en todas las mesas de trabajo: la industria alimentaria —históricamente uno de los pilares de la economía argentina— también enfrenta la amenaza del “industricidio”. La caída del salario real, sumada al aumento de tarifas, la quita de subsidios y el encarecimiento del crédito, configura un escenario que afecta tanto a empresas grandes como a pymes y cooperativas.

El aporte del gremio alimentario dialogó con las exposiciones de metalúrgicos, automotrices, trabajadores del vidrio, químicos y textiles, que describieron problemáticas similares: industrias operando al 40–45% de su capacidad, despidos crecientes, suspensión de turnos, caída de exportaciones industriales y una estructura productiva que pierde densidad territorial.

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Industria nacional, soberanía y el desafío de frenar el desarme productivo

Uno de los ejes más contundentes del congreso fue la reflexión sobre la necesidad de defender la industria nacional como condición de soberanía. La lectura dominante fue que la apertura indiscriminada, el tipo de cambio atrasado, la recesión y el endeudamiento orientado a la especulación financiera conforman un modelo que degrada el trabajo, desfinancia al Estado y debilita el aparato productivo.

CSIRA planteó que, históricamente, no existe país industrializado que no haya protegido, planificado y financiado a su industria. El actual rumbo económico —señalaron— coloca a la Argentina en el camino inverso: desmantela cadenas de valor, desalienta la inversión productiva y consolida una estructura primarizada dependiente del vaivén de precios internacionales.

Ricardo Pignanelli (SMATA), encabezó el congreso de la CSIRA y se pronunció contra el «industricidio» y las políticas económicas del gobierno de Javier Milei.

 

La central industrial también destacó que el empleo industrial tiene un efecto multiplicador que ninguna otra actividad reproduce: cada puesto de trabajo formal en la industria genera entre 3 y 5 empleos indirectos, sostiene proveedores regionales, impulsa innovación y fortalece la recaudación fiscal sin necesidad de endeudamiento. Cuando la industria retrocede, retrocede todo el ecosistema productivo.

En ese sentido, el congreso llamó a articular una estrategia nacional que incluya:
– políticas de reactivación del mercado interno,
– financiamiento accesible para pymes,
– acuerdos de abastecimiento y precios para sectores esenciales,
– protección inteligente contra importaciones predatorias,
– e inversión pública en infraestructura, ciencia y tecnología.

El mensaje final de CSIRA fue categórico: sin industria no hay nación posible. En un contexto donde el aparato productivo se ve amenazado, y los trabajadores enfrentan una pérdida salarial histórica, el rol de los sindicatos industriales se vuelve central para reconstruir una agenda de desarrollo que priorice trabajo, producción y soberanía.

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