Grandes Alimenticias: cuando las ganancias son extraordinarias no reconocen a los trabajadores, cuando merman los ingresos buscan asistencia del Estado
A pesar que las grandes alimenticias no pararon de aumentar y acumular ganancias durante todo este año de Argentina y el exterior, no se sientan a negociar paritarias, niegan bonos sanitarios y ahora amenazan con pagar el aguinaldo en cuotas y no negociar paritarias.
Las grandes alimenticias de nuestro país volvieron a mostrar el lugar de privilegio en que se encuentran, en medio de una sociedad que sufre padecimientos de todo tipo, a diario y de diferente índole, desde pérdida de empleo, salarios atrasados y aumentos injustificados.
Es que, a pesar de haber acumulado ganancias durante todo el 2020, subiendo precios de sus productos por encima de la inflación promedio del primer semestre, aún se niegan a sentarse a negociar paritarias con el gremio que representa a los trabajadores del sector.
Pero a eso se suma la intransigencia de las principales empresas del área alimenticia a reconocer a los empleados que arriesgan su salud y su vida, al asistir a sus puestos de trabajo, y comprometerse a abastecer a la sociedad en plena pandemia.
Sin embargo, la nota se completó esta semana cuando la Coordinadora de Empresas Alimenticias, COPAL, se plegó al pedido de otros empresarios para ser auxiliados en el pago de aguinaldos, amenazando que si no deberían hacerlo “en cuotas”.
¿Las alimenticias necesitan ayuda del Estado?
El presidente de la Coordinadora de Empresas Alimenticias (Copal), Daniel Funes de Rioja, pidió ayuda al Estado para el pago del aguinaldo pese a las ganancias extraordinarias de las grandes alimenticias.
Funes de Rioja lo hizo en el marco del pedido al Estado para que colabore con el pago del aguinaldo y confirmó así que a la patronal alimenticia, cuyas empresas más grandes obtienen millones en ganancias, no se ruborizan para pedir auxilio al Estado.
Es más, así, el representante de gigantes como Arcor, Molinos, Dulcor, Mastellone y Mondelez usó su poder de lobby para presionar al gobierno nacional amenazando que pagarán, sino, el aguinaldo en cuotas, y deberán buscar acuerdos con gremios.
¿Defienden el liberalismo pero recurren al Estado?
El recurso de acudir al Estado nacional en cada oportunidad que tienen parece ser la estrategia central de las grandes alimenticias, confirmando su posición de privilegio para negociar.
Lo llamativo es que muchas de ellas no dudan en cuestionar al Estado Nacional cada vez que pueden, y optar por alternativas políticas que hacen gala de achicar el alcance y la llegada del mismo a los ciudadanos y ciudadanas.
Tal vez es el carácter que asume el liberalismo en nuestro país, donde consolida posiciones monopólicas, realiza acuerdos a puertas cerradas para cartelizar el valor de sus productos, suben precios injustificadamente y también piden asistencia estatal, haciendo lobby.
Según expresó Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), sin ayuda del Estado para pagar el Sueldo Anual Complementario (SAC), las empresas deberán hacer frente al mismo en cuotas.
¿Y lo que ganaron en el 2020?
Ahora bien, cabe preguntarse donde radican las necesidades de las grandes alimenticias que son exportadoras, reciben dólares por sus ventas, le ganaron a la inflación con las subas de precios y, además, no se sientan a negociar paritarias y pago de bonos sanitarios.
Es más, según un grupo de consultoras privadas, el sector de empresas alimenticias seguirá liderando las subas de precios durante el segundo semestre, a pesar de haberle ganado a la inflación durante la primera parte del año, y en una coyuntura económica delicada.
Es decir que proyectan seguir subiendo el valor de sus productos, a pesar de las condiciones económicas de fijación de tarifas y dólar estable, según expresaron un grupo de consultoras privadas.
Para que quede claro, en los primeros meses de 2020 el índice de precios al consumidor (IPC) del INDEC subió 9,4%. En el mismo lapso los alimentos aumentaron 15,2%, reflejando que las alimenticias volvieron a ganarle a la inflación en el primer semestre de 2020.
Se victimizan a la hora de las paritarias
Así, las consultoras arrojaron otra perspectiva respecto de la suba del valor de los productos alimenticios, que refleja la indolencia y la falta de empatía con la situación que atraviesan las familias argentinas, en un contexto de aislamiento social.
Esto, sumado a que son las mismas empresas las que se niegan a negociar aumentos salariales para los trabajadores del sector alimenticio, y promueven despidos y suspensiones, pensando en la rentabilidad empresaria.
Así lo manifestó el propio presidente de la Coordinadora de Industrias de la Alimentación (COPAL), Daniel Funes de Rioja, representante de la patronal alimenticia, quien expresó que “no es el camino impedir despidos y suspensiones”.
Funes de Rioja es, además, vicepresidente de la Unión Industrial, y viene avalando a las empresas alimenticias, como Arcor, Mondelez, Granja Tres Arroyos, y otras gigantes que alientan suspensiones y despidos de personal.
Pero, además, se niegan a sentarse a dialogar por las paritarias del sector alimenticio, para subir el salario de los trabajadores. Lo demuestra la fallida primera reunión con los paritarios de la Federación de Trabajadores de Industrias de la Alimentación (FTIA).
¿Y ahora quieren pagar aguinaldo en cuotas?
El Sindicato de la Alimentación (STIA) ya tomó nota del intento de la patronal alimenticia para volver a influir al Estado para el pago de aguinaldos del sector, tras la avanzada de los empresarios que no quieren perder ni un céntimo de lo que acumularon en el primer semestre.
Por eso, ya evalúan medidas de acción ante las declaraciones del presidente de la COPAL, Daniel Funes de Rioja, y no descartan visibilizar los reclamos de manera masiva y en las principales plantas.
Por el momento, la avaricia, la indolencia y la mezquindad patronal volvió a imponerse para que el Estado, que somos todos, ayudemos a un sector que, según los números, no precisó ayuda, pero no quiere perder su posición de privilegio, en una sociedad que padece necesidades reales.
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