El Sindicato de Alimentación repudió al golpe de Estado en Bolivia

El Sindicato de la Alimentación repudió al golpe de Estado en Bolivia

El Consejo Directivo del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación de Buenos Aires repudió el golpe de Estado llevado a cabo en Bolivia por las Fuerzas Armadas y la oposición.

 

El Sindicato de la Alimentación de Buenos Aires repudió el golpe en Bolivia por medio de un duro comunicado en el que condena la irrupción de las Fuerzas Armadas en el ámbito político del país hermano.

El Consejo Directivo del STIA Buenos Aires señaló a la oposición boliviana y a las fuerzas militares como los organizadores del golpe contra el gobierno de Evo Morales.

Desde el gremio repudiaron el ataque al orden constitucional y reclamaron por el respeto de las instituciones democráticas.

Además, interpelaron al gobierno de Mauricio Macri para que dé señales claras sobre su posicionamiento.

El STIA fue uno de los primeros gremios en pronunciarse, incluso antes de que el canciller Faurie declare de forma bochornosa sin condenar el golpe de Estado.

 

 

Un final anunciado

 

La destitución del presidente Evo Morales consagró el anhelo de un sector acomodado de la sociedad boliviana que nunca aceptó tener como presidente a un activista de ascendencia aymara.

Los prefectos de la Media Luna, una de las regiones más ricas de Bolivia,  las familias ricas de santa Cruz de la Sierra, y algunos sectores empresarios; nunca aceptaron a Evo Morales como presidente.

El rechazo, basado en buena medida por fundamentos racistas, se agudizó con los años a pesar de que la gestión de Morales convirtió a Bolivia en uno de los países más estables económicamente y con mayor crecimiento en la región.

golpe de estado bolivia
Las fuerzas armadas bolivianas llevaron a cabo un Golpe de Estado en Bolivia

 

De hecho, los indicadores de pobreza, salud, educación y empleo, nunca fueron tan buenos como los que deja la gestión del dirigente cocacolero.

El pasado semestre la inflación acumulada de Bolivia fue de 0,81%, mientras que en el mismo periodo, la gestión de Macri dejó una inflación de casi el 23% y un acumulado en su mandato pronosticado en más de 200%.

El proceso que terminó con la destitución del presidente boliviano comenzó tras las elecciones del 20 de octubre con la complicidad e injerencia de actores externos, como la OEA.

A partir de entonces la violencia opositora y la presión internacional de la derecha fue en aumento hasta que los militares y la policía le quitaron su apoyo al mandatario boliviano.

Hace más de un mes que Evo Morales había denunciado que estaba en marcha un golpe de Estado por parte de la derecha boliviana con apoyo internacional. 

Entre los enemigos internacionales de Evo se encuentra el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, Donald Trump, Juan Guaidó; y varios dirigentes de la OEA, como Luis Almagro, que llevaron al organismo internacional a cumplir un rol lamentable y de complicidad con el quebranto del orden democrático en un país soberano.

 

Los golpistas

 

Luis Camacho

Luis Fernando Camacho es uno de los personajes nefastos que orquestó el golpe en Bolivia.

Camacho, también es llamado «el Bolsonaro boliviano» por su retórica incendiaria de ultraderecha, ultracatólica, violenta y racista.

El retrógrado dirigente ingresó al Palacio Quemado con una biblia, un rosario y una carta de pedido de renuncia a Evo Morales.

Tras la irrupción en la sede de gobierno, colocó la bandera boliviana en el piso y se arrodilló frente a ella para proclamar «Nunca más volverá la Pachamama. Hoy Cristo está volviendo a Palacio de Gobiern0».

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José Luis Camacho, el Bolsonaro boliviano

 

En paralelo, las Fuerzas Armadas y la Policía le pedían a Evo Morales que deje su cargo; mientras que grupos paramilitares se desplegaron por los centros urbanos para sembrar el caos y perseguir simpatizantes de Evo Morales.

El presidente, acorralado por las fuerzas golpistas y un creciente contexto de violencia, se vio obligado a renunciar para evitar el derramamiento de sangre.

Así, el primer presidente indígena del país boliviano renunció y puso en evidencia que las fuerzas golpistas y los antidemócratas siguen vivos y operando en el continente.

Camacho, tiene sus motivos para odiar a Evo Morales y los indígenas.

Es heredero de las familia que antes de la llegada del MAS (Movimiento al Socialismo) tenía el monopolio del gas en Bolivia.

Cuando Evo nacionalizó los hidrocarburos afectó seriamente los intereses familiares que hasta entonces habían acumulado una inmensa fortuna a costa de los recursos del estado boliviano y de las privaciones de la inmensa mayoría del pueblo.

 

Carlos Mesa

Carlos Mesa, es un intelectual boliviano licenciado en Literatura que fue adquiriendo relevancia desde los medios de comunicación y logró convertirse en figura pública en los años 90′.

Llegó a fundar un canal de televisión privado junto a su equipo de periodistas, y más tarde se convirtió en vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Movimiento al Socialismo-
Carlos Mesa, expresidente boliviano

 

Lozada escapó en un avión hacia Miami en 2003 tras una dura crisis que terminó en estallidos sociales después de semanas de protestas y una masacre que dejó más de 70 muertos y cientos de heridos

El 17 de octubre de 2003 Carlos Mesa llegó a la sede del Congreso para su juramentación como presidente.

Apenas pudo mantenerse en el poder por un año y siete meses dada la convulsión permanente que se vivía el país.

Hoy busca su segunda oportunidad y tiene el objetivo de recuperar los beneficios para las elites de la sociedad boliviana.

 

Solidaridad

El Consejo Directivo del STIA fue una de las primeras organizaciones en repudiar el golpe de Estado y definirlo como tal.

«Nos solidarizamos con nuestros hermanos bolivianos y rechazamos el quebranto de la institucionalidad democrática y el atentado perpretado contra la voluntad popular y la figura presidencial de Evo Morales», destacó el STIA.

«El ataque al Estado de Derecho consumado por fuerzas destituyentes en Bolivia, tiene que ser condenado», afirmaron desde el gremio en una clara alusión a la figura de Macri que hasta entonces guardaba silencio sobre el tema.

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El STIA emitió un comunicado contra el Golpe de Estado en Bolivia.

 

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El gremio de Alimentación, además, denunció que hay preocupación por la creciente violencia en el subcontinente: «Seguimos con preocupación y repudiamos el contexto creciente de violencia y persecución», alertaron.

Es que son muchos los dirigentes políticos, movimientos sociales y sindicales perseguidos por la derecha neoliberal que buscan desestabilizar gobierno.

La persecución a dirigentes políticos y sociales por parte de conglomerados de grupos económicos, medios, partidos de derecha, y sectores de poder que buscan imponer políticas neoliberales se agudiza y preocupa.

Los casos del expresidente de Lula da Silva, Dilma Roussef, Rafael Correa, Cristina Kirchner; son sólo algunos de los de mayor resonancia.

La intervención de las Fuerzas Armadas remite a un pasado trágico», condenaron desde el STIA.

«Desde el STIA hacemos un llamamiento a las autoridades políticas para que se pronuncien a favor de la legalidad y en defensa del Estado de Derecho y los principios democráticos que garantizan la Libertad y la convivencia soberana de los pueblos», concluye el comunicado.

 

El papel patético de Macri y Faurie

Alberto Fernández fue quien mejor supo caracterizar al canciller de Macri : “Jorge Faurie es un hecho desgraciado de la historia de la diplomacia argentina”, sostuvo.

El comentario del presidente electo fue realizado ante la consulta sobre qué le parecieron las declaraciones de Faurie, quien había afirmado que»no hay elementos» para calificar la situación en Bolivia como un golpe de Estado.

faurie bolivia
Jorge Faurie, canciller argentino, negó el golpe de Estado en Bolivia

 

Fernández criticó duramente el rol del canciller y es uno de los principales referentes políticos que busca apoyo internacional para condenar el golpe de Estado en Bolivia y apoyar a Evo Morales.

Como si fuese poco, al pronunciamiento a favor del golpe de Jair Bolsonaro y Juan Guaidó, se sumó el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aplaudió al pueblo y a los militares de Bolivia «por proteger la Constitución” y advirtió que es “una señal” para Maduro y Ortega.

 

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