Macri deja el «supermercado del mundo» con hambre y más pobreza
La Argentina que Macri deja con la llegada a las elecciones tiene peores indicadores que los de la crisis de 2001-2002: tercera parte de la población en la pobreza, hambre, indigencia, salarios a la baja, alta inflación y endeudamiento récord.
A pesar de haber asumido con pretensiones de convertir al país en “el supermercado del mundo”, Mauricio Macri se va dejando a la Argentina con indicadores paupérrimos de aumento de desocupación, pobreza, indigencia, caída industrial y derrumbe del salario.
A eso se suma una situación paradójica que es la lucha para erradicar el hambre, instalada durante la actual gestión del gobierno de Cambiemos, y que al buscar una herramienta para combatirla desde el Congreso, el oficialismo se opuso.
Derrumbe industrial
Lo más significativo es que el gobierno nacional no escapa ni siquiera a sus propios indicadores, puesto que a horas de una nueva elección las cifras siguen dando terribles noticias para la industria y el consumo.
Según el INDEC, la caída de la producción industrial mostró otra baja alarmante en la semana, al llegar a un descenso del 3,8% en el último trimestre del 2019. De esta manera, parece que las chances electorales del oficialismo no se podrán revertir ni con 30 marchas más de “sí, se puede”.
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Pobreza
Días atrás, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), comentó que hacia fin de año habrá seguramente en el país “entre 39 y 40 por ciento de pobres”.
“El proceso no llegó todavía a su techo, porque la dinámica actual es de aumento de la inflación con profundización del estancamiento”, manifestó el especialista confirmando otra de las cifras alarmantes que deja la experiencia neoliberal del gobierno de Macri.
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Indigencia
Es que, terminado el primer semestre del año, el INDEC había situado el nivel de pobreza en 35,4 por ciento de la población y el de indigencia en 7,7.
Las cifras habían ido creciendo exponencialmente: del 25 por ciento de fines de 2017 a 33 en el último trimestre del año pasado, 34 en el primer trimestre de 2019 y 36 en el segundo trimestre.
“Por eso el promedio es del 35. Hoy estaremos en 37 o 38 por ciento”, dijo Salvia, que hizo estos comentarios en septiembre de este año, cuando aún no se había trasladado al valor de los productos alimenticios parte de la devaluación del 12 de agosto.
2001, en la era Macri
Los datos del INDEC revelan que durante la gestión del actual gobierno, los sectores medios y bajos que “habían conocido la pobreza en 2001” en sus familias y que habían logrado salir de ella en 2004 o 2005, recayeron en ella.
“No son sectores marginales. Los marginales cayeron en la indigencia, que hoy estaría en un 8 o 9 por ciento. En promedio, del segundo trimestre de 2018 al segundo trimestre de este año, el ingreso real per cápita de cada argentino urbano cayó 12 por ciento”, dijo Salvia.
Pero, lo más alarmante, tal vez, es que en el 20 por ciento más pobre cayó casi un 20 por ciento. Los datos revelan que las consecuencias de la actual política económica ya se están traduciendo en números y llevará mucho tiempo revertirlas.
Pobreza multidimensional
Otro de los datos que refleja la paupérrima situación viene remarcada por el índice de satisfacción de derechos sociales como el acceso a alimentación, salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, educación, empleo y seguridad social.
Una encuesta realizada a partir de una muestra de 5.800 casos de personas que habitan en hogares de núcleos urbanos de un mínimo de 80.000 habitantes arrojó que la pobreza multidimensional había pasado de 26,6 por ciento de la población en 2017 al 31,3 en 2018.
Seis meses atrás había pues en Argentina 12,7 millones de personas viviendo con “carencias importantes”. “Hoy son seguramente muchas más”, comentó recientemente Salvia.
Inseguridad alimentaria en el “supermercado del mundo”
Sólo algunos datos: del tercer trimestre de 2017 al mismo lapso de 2018 la población con inseguridad alimentaria severa trepó de 6,2 al 7,9 por ciento, y la que presentaba insuficiencias en los niveles de atención médica, medicamentos y alimentos de 26,6 a 28,2 por ciento.
La caída en los ingresos, en los salarios y la mayor precariedad laboral son causas principales del empeoramiento. “La falta de un trabajo formal y el aumento del desempleo de larga duración explican el aumento de la pobreza estructural”, destacó el director del Observatorio.
Y agregó: “El núcleo de la pobreza estructural en Argentina se agravó en estos últimos tiempos porque hay más gente con una o más carencias registradas y esto marca que la brecha social cada vez se va ampliando más en el país”.
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La niñez en la pobreza
El 7,8 por ciento de los niños, niñas y adolescentes (NNA) del Gran Buenos Aires, el cinturón urbano que rodea a la capital, no consume ningún nutriente esencial (carne, lácteos, frutas o verduras) en su dieta diaria, afirma el documento, citado por el diario Clarín.
Los establecimientos escolares son los únicos lugares en que buena parte de esa franja de la población recibe algún tipo de alimentos. Fuera de ellos, poco y nada y poco y malo.
Entre los niños del Gran Buenos Aires que viven en hogares que no pueden comprar alimentos, el 6,46 por ciento del total, algo menos de la mitad no reciben ningún tipo de asistencia alimentaria.
“Que la alimentación principal gire en torno a la escuela no sirve, porque los más pequeños y los adolescentes quedan fuera, como las madres, y los padres, y los fines de semana tampoco hay qué comer”, comentó Ianina Tuñón, coordinadora del informe.
La respuesta de Macri ante estos datos que “no esperaba” fue decretar la “emergencia alimentaria”, que se tradujo en concreto en unas pocas migajas más de asistencialismo en algunos de los barrios y poblaciones más carenciados del país.
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