La reforma laboral, detrás del giro copernicano de la patronal
Uno tras otro, los empresarios del sector alimenticio fueron mostrándose con empatía por la situación económica y social, a pesar de haberse declarado a favor de la reforma laboral y que las empresas tengan “facilidades para despedir”.
En las últimas semanas la patronal alimenticia salió a mostrarse “empática” con la situación social y económica grave que atraviesa el país y pidieron acuerdos globales que permitan la inclusión de vastos sectores sociales.
Sin embargo, el supuesto giro en su actitud hacia la sociedad y el movimiento obrero no pudo ocultar la verdadera esencia de sus pretensiones a la hora de sentarse a negociar con un nuevo gobierno.
Uno tras otro hablaron de acuerdo social ante las cámaras y de cara a elección de octubre, en la que el candidato del peronismo, Alberto Fernández, tiene prácticamente asegurado el triunfo electoral, con un proyecto serio de reactivación del consumo interno y el salario.
Sin embargo, los empresarios no dejaron de pronunciarse a favor de la reforma laboral, de rechazar el “bono” y de volver a pedir que se flexibilicen las relaciones laborales con el fin de eliminar las indemnizaciones por despidos y las cargas sociales.
Cabrales: el primer garrochista.
El primero en salir a pedir un acuerdo social, luego de manifestar que la patronal debía tener “facilidades para despedir”, fue Martín Cabrales, dueño de la alimenticia Cabrales, la productora de café ubicada en la localidad de General Pueyrredón.
El empresario salió, incluso, a mostrarse con la candidata marplatense del Frente de Todos a la intendencia del distrito bonaerense, Fernanda Raverta, para asegurarse un trato cordial con la casi segura futura gestión de Alberto y Cristina Fernández.
Las declaraciones del empresario cafetero, que supo tener numerosos conflictos con los empleados representados por el Sindicato de la Alimentación (STIA), se dieron tras declarar que “no podemos tener estos niveles de pobreza”.
La incongruencia de sus consideraciones son tales que cuesta entender cómo puede preocuparse por la pobreza, por un lado, y buscar pauperizar el salario y las condiciones de empleo, por otros lado, apoyando la reforma laboral.
Martín Cabrales, vicepresidente de la empresa de café, realizó sus declaraciones en una entrevista para el medio Fortuna, en la que se excusó asegurando que “a nosotros todo nos afecta, vivimos en un país donde el 90% de nuestra producción es consumo interno”, dijo.
No muchas semanas atrás, Cabrales se había mostrado, incluso, hasta despectivo con el movimiento obrero en una reunión que Macri convocó para definir los ‘Precios Escenciales’.
Luis Pagani, el “empático” flexibilizador
Otro de los empresarios alimenticios que salió a pedir “acuerdo social” es el dueño de Arcor, Luis Pagani, quien consideró necesario un pacto con el sector laboral de cara al próximo gobierno.
Claro que, antes, el presidente de la gigante alimenticia fue uno de los principales lobistas en apoyo a la reforma laboral con la que buscan eliminar los convenios colectivos de trabajo.
Pero, además, en numerosas oportunidades el empresario salió a ningunear los reclamos paritarias del sindicato, aún a pesar de los reiterados reclamos del Sindicato de la Alimentación en todas las plantas del país.
Tal es el doble estándar del empresario de la gigante alimenticia que, en la misma entrevista, esta semana, Pagani, además del acuerdo social, llamó a “flexibilizar” las relaciones laborales.
El empresario, uno de los responsables de la pauperización salarial y de los que respaldó las políticas económicas de Macri, dijo que “hay que hacer un gran acuerdo porque la crisis es grave”.
Pagani, sin embargo, no evitó hablar de la reforma laboral: “Se requiere una reforma de fondo”, comenzó Pagani. “Otra cosa es la flexibilidad laboral, sobre todo en la Justicia laboral, porque por dos juicios puede quebrar una pyme”, insistió el empresario.
El pedido de Pagani, es el mismo que realizan otros representantes de los intereses patronales que quieren aprovechar la convocatoria de diálogo social para poner en agenda la reforma laboral.
El lobista de siempre: Funes de Rioja.
Otro de los CEOs que salió a hablar de “inclusión social” es el presidente de la Coordinadora de Industrias Alimenticias (COPAL), Daniel Funes de Rioja, quien se pronunció por incluir a quienes están fuera del mercado.
Sin embargo, días antes, el vice de la Unión Industrial (UIA), salió a defender que los empresarios del sector eludan el pago de la compensación salarial de cinco mil pesos, por afectar a las pequeñas y medianas empresas.
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Antes, Funes de Rioja salió a hacer varias veces una encendida defensa de la reforma laboral, sin contemplar la dura crisis social que está sufriendo el país por el descalabro económico.
El movimiento obrero, en guardia
Sin embargo, desde diferentes sectores gremiales, ya se manifestaron en desacuerdo con la posibilidad de sentarse a conversar sobre una posible reforma.
Rodolfo Daer, se pronunció en reiteradas oportunidades contra la reforma laboral y denunció que algunos sectores aprovechan la crisis para agitar e instalar la necesidad de implementar una reforma laboral.
El secretario de Industria de la CGT, Rodolfo Daer, realizó semanas atrás duras críticas a quienes piden una modificación de la Ley de Contrato de Trabajo: “Hablar de reforma laboral en contextos de recesión es hablar de quitar derechos a los trabajadores”.
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