Cresta Roja: despedidos reclaman ser reincorporados a la «planta 2»
Un grupo de 40 trabajadores despedidos de Cresta Roja, realizan un acampe frente a la reabierta Planta 2, exigiendo que se los reincorpore. Protestan contra el plan de reincorporaciones «por goteo» de los nuevos dueños de Granja Tres Arroyos.
Se trata de cuarenta empleados que no fueron sumados al plan de reincorporaciones de Granja Tres Arroyos.
Los empleados iniciaron un acampe frente a la reabierta Planta 2.
Es que los trabajadores cuestionan el plan de reinserciones «por goteo» elaborado por los nuevos dueños.
Según se supo planean quedarse hasta conseguir que algún miembro de la empresa se acerque para darles una respuesta.
El goteo de Granja Tres Arroyos
«En la planta uno habían echado a 620 y solo reincorporaron a 180», explicó Carlos Ledesma, empleado de la planta.
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Y agregó que «en la segunda fábrica pasó lo mismo porque de los 1200 despedidos, 225 lograron volver trabajar».
Ledesma formó parte de Cresta Roja durante 26 años, y quedó afectado por el plan de reincorporaciones «por goteo» de Granja Tres Arroyos.
Advertencia del STIA
La decisión de los nuevos dueños de Cresta Roja de reincorporar por etapas a los trabajadores que habían sido despedidos de sus plantas, fue consensuada con el Ministerio de Trabajo y tres de los cuatro gremios que intervienen en la planta.
Sin embargo, el más representativo, el Sindicato de la Alimentación (STIA), se opuso.
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Es que muchos empleados estarían más de mil días sin volver a trabajar.
De hecho, el STIA advirtió el inicio de conflictos en las plantas de Cresta Roja.
Es que gran parte del personal perdió su lugar de trabajo este año.
A mediados de este año la planta se reactivó nuevamente, pero sus empleados no volvieron a sus tareas.
El acampe
«Desde que comenzó el conflicto nunca perdí las esperanzas de poder recuperar mi trabajo para poder tener una vida digna», dijo una de las manifestantes.
En el acampe, hoy, están aquellos que fueron despedidos y no fueron indemnizados, y los demorados en reincorporarse.
«Formé parte de esta lugar durante ocho años y me despidieron de forma ilegal. Realicé seis tipos de tareas diferentes y todas requerían de un gran esfuerzo físico. Durante la última etapa, me tocó embolsar pollos y había que meter 14 unidades por minuto», aseguró otro de los empleados.