Baja de reintegros a exportadores: ahora les preocupa el ajuste fiscal
Luego que el gobierno bajara reintegro impositivo que beneficia a las empresas que exportan, los empresarios, que unos días antes pedían ajuste fiscal y más despidos expresaron “preocupación”. El gobierno, desesperado por recortar, perjudico a sus aliados.
Tras anunciarse el decreto que baja los reintegros a las empresas exportadoras, que servía como un incentivo para potenciar la competitividad de las industrias locales en el exterior, el empresariado puso el grito en el cielo por primera vez, contra la administración Cambiemos.
Desde diferentes sectores y con diferente magnitudes de enojo e interpelación salieron a cuestionar la determinación de los funcionarios del gobierno nacional, con la intención de que sea reconsiderada la decisión final de dar de baja a los reintegros para los emprendedores.
La reacción de las industrias alimenticias en todas sus variantes dentro de la cadena de elaboración, desde la extracción de la materia prima hasta el envasado, producción y comercialización de productos industrializados, fue representativa del humor patronal.
Lo llamativo es que los argumentos se fueron «metamorfoseando» con el correr de las horas y cambiando de postura sin que ni uno de los empresarios del sector se sonroje apenas un poco.
Empresarios para donde sople el viento
Es que los CEOs, que la semana pasada elogiaban a rabiar los despidos frente a Mauricio Macri, en la reunión de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) que reúne a los grandes emprendedores locales, terminó criticando el ajuste fiscal, que derivó en la baja a los reintegros.
Así lo expresó el propio Daniel Funes de Rioja que, en menos de 72 horas pasó de alabar la política económica del gobierno nacional, incluyendo aplausos a la devaluación, suba del dólar, caída del salario e inflación, a cuestionar el ajuste fiscal, por el impacto en empresas.
El empresariado argentino dejó al desnudo su naturaleza más indisimulablemente mezquina e indolente al pedir más intensidad las actuales políticas para acelerar la destrucción del salario, y cuestionar, al tiempo, que esas políticas se vuelvan contra sus intereses.
El encuentro en AEA
En el tradicional almuerzo entre el presidente de la Nación y los principales empresarios nacionales, la semana pasada, varios de los referentes de las compañías más fuertes salieron a elogiar la política económica de Cambiemos por la competitividad de sus compañías.
Respaldaron al gobierno porque la devaluación de la moneda nacional de los últimos tres meses licuó el salario medido en dólares, de 600USD a 340USD. Es decir, que para las empresas que exportan y manejan divisas, el escenario de devaluación e inflación es sumamente favorable.
Como si no fuese suficiente, los CEOs pidieron que se baje aún más el valor del peso, es decir que siga subiendo el dólar. “Necesitamos un tipo de cambio para que la tía deje de comprar dólares y el cadete deje de viajar a South Beach”, dijo Melconian, referenciando el espíritu de los empresarios.
“La devaluación nos ayuda a ser más competitivos” dijo el dueño de Arcor, Luis Pagani, sin reparar en que la escalada de la moneda hizo subir el valor del dólar 12 pesos en 3 meses haciendo aumentar el precio de alimentos y canasta básica y aumentando la pobreza.
Otro de quiénes puso en palabras esta idea fue el ministro Mario Quintana quien, frente a inversores en Nueva York, aseguró que la caída del salario real es una «buena noticia fiscal».
Las alimenticias a la cabeza
Unas horas después, apenas se conoció la decisión gubernamental de dar baja a los reintegros para las firmas exportadoras, amparada en la necesidad de cumplir con las metas que terminen con el déficit fiscal, los CEOS que aplaudían salieron a cuestionar a Mauricio Macri.
“Quedó en suspenso el plan para ser supermercado del mundo”, sugirieron en la semana los sectores del campo a través de portales de noticias que reflejan los intereses del sector primario de nuestra economía.
El supermercado del mundo
Desde el portal “infocampo” le recordaron al presidente Mauricio Macri que “para convertir al país en el supermercado del mundo es necesario el decreto 1126 de fines de diciembre de 2017 que estableció generosos reintegros a la exportación para todo el arco de productos exportables”.
Esas devoluciones, que en algunos casos llegaban al 6%, estimularon las exportaciones de alimentos con valor agregado. “El sueño de llenar las góndolas en el exterior” aparecía entre los fundamentos principales del macrismo para sostener la política de reintegros.
Las empresas exportadoras del sector alimenticio leyeron el incentivo del gobierno de Cambiemos como un experimento “desarrollista” para movilizar la inversión interna para la creación de empleo.
Entre los empresarios, sin embargo, comprendieron que las exigencias para cumplir con las metas del FMI para reducir el déficit fiscal hicieron llegar a su fin la iniciativa promovida vía decreto.
Pero eso no impidió que los dueños de las principales empresas del país critiquen con dureza la decisión del gobierno.
Así lo reconoció el propio Daniel Funes de Rioja, en diálogo con el periodista Marcelo Bonelli, al afirmar que “Argentina necesita exportar, exportar y exportar” aunque su posición de “semi” funcionario nacional lo orientó a tener salvedades.
“Nosotros llegamos a exportar 30.000 millones de dólares en alimentos procesados en 2011. Hoy estamos cerca de los 25.000 millones”, contó Funes y aseguró: “Argentina necesita ser el supermercado del mundo”.
El gobierno no encuentra de dónde ajustar
Queda claro que la decisión de retirar los reintegros a los exportadores es una señal de debilidad del gobierno nacional al no encontrar camino para realizar el ajuste exigido por el Fondo Monetario Internacional.
Por primera vez desde que asumió la coalición gobernante el sector empresario recibió, directamente, el ajuste que vienen sufriendo los trabajadores desde 2015, con despidos, devaluación, caída del salario real e inflación.