Molino Cañuelas presenta un pasivo de u$s 760 millones

Molino Cañuelas presenta un pasivo de u$s 760 millones y enfrenta una dura crisis financiera

La empresa alimenticia Molino Cañuelas anunció que intentará reestructurar su deuda tras el proceso devaluatorio que socavó sus bases financieras.

La empresa alimenticia de molienda, Molino Cañuelas, fue una de las primeras gigantes alimenticias que manifestó el impacto de la devaluación de los últimos dos meses, al anunciar la reestructuración de sus deudas.

El primer retén que sufrió el impacto del descontrol de las variables financieras y monetarias que dejó la corrida fueron las Pymes, golpeadas por el encarecimiento del crédito y la pérdida de poder adquisitivo que produjo la devaluación.

Sin embargo la crisis llegó también a las grandes empresas que sufren fuertes los coletazos de la crisis financiera.

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La crisis financiera de Molino Cañuelas pone a la empresa al borde del abismo

Molino Cañuelas

El caso de Molinos Cañuelas revela como la pérdida de control del entorno financiero hizo volar por el aire la estabilidad prometida por el macrismo.

La toma de deuda en dólares seguida de expansión, competitividad y venta de acciones en Wall Street o algún otro mercado de ese nivel fue el paraíso financiero del gobierno nacional.

Ver también: Alimenticias niegan impacto de la devaluación en precios

Deuda insostenible, pasivo impagable

Con una devaluación que en los últimos doce meses ya supera el 60 por ciento, la deuda se volvió insostenible para Molinos Cañuelas que sólo en el mercado local acumula pasivos por u$s 760 millones, pero que fuentes al tanto de su situación estimaron por encima de los u$s 1.000 millones, si se computan los créditos tomados en el exterior.

Un gigante nacional en problemas

El impacto de la crisis financiera de Molino Cañuelas apunta a golpear a una empresa integrada verticalmente desde la exportación hasta la venta de alimentos en góndola con marcas como 9 de Oro. En la firma declaran tener 21 plantas industriales operativas en la Argentina, Uruguay y Brasil.

La crisis financiera no es una buena señal para el sector laboral que ya manifestó su alerta a través de los gremios vinculados a la alimentación como Molineros y STIA, por la posibilidad de pérdida de puestos de trabajo.

 

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