Info Alimentación Noticias del sector de Industrias de la Alimentación El presidente de la cámara empresaria alimenticia (Copal), Daniel Funes de Rioja, que culpaba a los gremios por la inflación justificó que las empresas del sector subieran 30% el valor de sus productos por la devaluación. Ahora va contra el Derecho de Huelga.
El presidente de la Coordinadora de Productores de Alimentación (Copal), Daniel Funes de Rioja, reapareció en una semana clave para los trabajadores del sector que se encuentran negociando la suba salarial del 2018 frente a las cámaras empresariales que pretenden imponer la pauta oficial del 15%.
Luego de solicitar “colaboración” a los gremios a principios de año, al momento de sentarse a discutir la suba salarial de 2018, Daniel Funes de Rioja pidió “que se opte por el diálogo, y no por la huelga”.
El empresario alimenticio no tuvo reparos en descalificar la herramienta de lucha de los trabajadores aún a pesar de su postura pública a favor del acuerdo con el FMI, la devaluación del peso, los aumentos en alimentos y el techo paritario oficial.
En el mes de enero Daniel Funes de Rioja aseguraba que «las paritarias deben contribuir a no aumentar la expectativa inflacionaria». Según él, la presión de los sindicatos para subir salarios era (casi) la única responsable del alza de precios.
Los precios lo suben los trabajadores
Para entonces el referente de la COPAL no ahorraba elogios sobre el rumbo económico del gobierno de Mauricio Macri, y declaraba su confianza en el control que el Ejecutivo tenía sobre las variables productivas del país. “La Argentina empieza a ser previsible para invertir” decía.
En esa misma línea hizo explícito su apoyo al techo salarial del gobierno nacional que estimaba una meta inflacionaria sacada de un libreto de ficción con tope en 15% anual, cifra que varias consultoras ya anunciaron que será duplicada “con creces” para 2018.
El «rango» de paritarias que aguarda el empresariado argentino, dijo, «es el de la pauta inflacionaria que el gobierno puso como meta».
Devaluación visagra
Un mes y medio después al gobierno nacional le explotó en la cara uno de los procesos devaluatorios más inesperados, exorbitantes y extensos de las últimas décadas, que, incluso, no se detuvo ni siquiera con la confirmación del acuerdo con el FMI.
Desde su inicio a fines de abril, cuando el dólar se encontraba a casi a 20, la moneda norteamericana subió 8 pesos, atravesando la barrera de los 28 el jueves de la semana que pasó. El impacto en la inflación y los alimentos fue inmediato.
De hecho, desde diciembre de 2017 el peso se depreció 38%, el dólar aumentó un 60%, y consolidó la devaluación como la segunda mayor de los últimos treinta años.
Como afirma en una nota de ayer, 15 de junio, Alejandro Bercovich en el diario económico BAE Negocios, “el traslado a precios es inevitable incluso aunque se cumpla la regla optimista de Nicolás Dujovne, según la cual sólo traspasa una cuarta parte de lo que trepa la divisa”.
Y los responsables son…
Lejos de las estimaciones de Funes de Rioja, durante todo el proceso devaluatorio de los últimos meses, la paritaria de los trabajadores del sector no se movió ni una décima, a pesar que, incluso, está en marcha la negociación con las cámaras empresarias del sector.
Fueron, de hecho, las alimenticias que forman parte de la COPAL las que, respondiendo a la corrida cambiaria, trasladaron de inmediato al alza de la divisa al valor de sus productos con subas acumuladas del 30%. Ni la reunión con el Mauricio Macri detuvo a la patronal del sector.
Preocupación selectiva
La preocupación del titular de la COPAL por la inflación, que no movilizó ni un encuentro con los empresarios de su sector por haber subido precios, se esfumó cuando quedó claro que, a principios de junio, el sueldo era, prácticamente, lo único sin aumento en el año.
Pero, además, el vicepresidente de la UIA justificaba el traslado de la devaluación a precios de los empresarios alimenticios: «Es imposible que no haya impacto de la devaluación en los precios», aseguraba.
Es decir que, mientras Funes de Rioja despilfarraba su prejuiciosa verborragia patronal contra el movimiento obrero por la suba de precios, hizo la vista gorda cuando sus aliados, los empresarios alimenticios, generaron la mayor inflación de los últimos tiempos.
La presión sobre los precios fue tal que hicieron subir todos los parámetros e indicadores de la canasta básica de alimentos, que mide la pobreza de las familias trabajadoras, al punto que la acumulada para 2018 ya se estima por encima del 30%.
El devalúa, tu subes precios, yo protesto
Como no podía ser de otra manera el efecto dominó de esa decisión de la patronal fue que el movimiento obrero saliera a reclamar que se redefina el techo salarial, más aún cuando el sector alimenticio es determinante en la conformación del valor de la canasta básica.
Desde el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) vienen tomando nota de esta situación para responder a los intereses del movimiento obrero.
A pesar del pedido del titular de la COPAL, de “optar por el diálogo y no por la huelga” tres de las regionales más importantes del país del gremio alimenticio le respondieron ya con movilizaciones y respuestas desde congresos de delegados.
En la provincia de Buenos Aires el STIA, mediante un plenario con más de 200 delegados los trabajadores volvieron a rechazar la pauta salarial de las empresas nucleadas en la Cámara de Industriales de Productos Alimenticios y Afines (CIPAA).
Por su parte, en Córdoba los trabajadores de Alimentación participaron de una multitudinaria marcha frente al Ministerio de Trabajo para reclamar por paritarias justas.
En Chubut, mientras tanto cerraron paritarias al 27% con las pesqueras de las Ca.Pe.Ca.
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