Los datos de crecimiento de empleo del último trimestre del 2017 coinciden con la suba del trabajo en negro, y desde la UIA y los gremios piden medidas para revertir la tendencia
Informalidad y precarización
Al conocerse los datos de empleo del año pasado, publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el Gobierno nacional celebró con prisa la caída del 0,4 en el índice de desempleo, y aprovechó para fortalecer la pauta salarial del 15% sin cláusula gatillo. Sin embargo, la informalidad laboral, sustentó un crecimiento que no tiene nada de bueno.
Efectivamente, la tasa de desempleo descendió al 7,2% en el cuarto trimestre de 2017, informaron el Indec y voceros del Ministerio de Hacienda. Así, la desocupación retrocedió 0,4 puntos porcentuales con relación a igual trimestre de 2016, cuando se ubicó en 7,6%.
El dato, sin embargo, abrió lecturas que fueron intencionalmente solapadas por el atropellador aparato comunicacional de Cambiemos. En la información del organismo aparecía un inciso que no alienta a celebrar, sino más bien a preocuparse: la suba de la informalidad laboral.
Es que el descenso del índice de desempleo coincidió con un aumento del 0,3% de la tasa que mide el trabajo en negro, para el mismo período. La cifra aceleró las lecturas finas que remarcaron lo alarmante de la coincidencia del guarismo.
Menos desempleo mayor informalidad
El primer informe fue el de los economistas Claudio Lozano y Tomás Raffo, coordinadores del equipo del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas de Unidad Popular (IPyPP), hizo foco en el trabajo informal como motor de la reducción de la tasa de desempleo.
“Los nuevos puestos de trabajo revelan la proliferación del empleo clandestino y el autoempleo en la economía argentina. Ocho de cada diez de los nuevos puestos de trabajo responden a estas características”, expresaron.
“En el 2017 casi la mitad del empleo generado es empleo clandestino y el 35% es cuentapropismo”, agregaron y concluyeron: “Las changas y la precariedad rodean el leve descenso en la tasa de desocupación”.
La lectura de los especialistas fue confirmada hace días por el propio INDEC. El organismo reveló que el 75% de los nuevos puestos de trabajo fue informal, ya que sólo 127.000 de los 500.000 creados, fueron en blanco y bajo relación de dependencia.
El dato desglosado puntualiza, de hecho que dentro de ese porcentaje se crearon 157.000 empleos «en negro» y 223.000 cuentapropistas, de acuerdo a los datos del cuarto trimestre de 2017, señala el INDEC.
En proporción, y en términos absolutos, la mayor expansión provino del cuentapropismo, en segundo lugar de los asalariados no registrados y luego de los asalariados “en blanco”. Así, de los nuevos puestos laborales, 7,5 de cada 10 serían a asalariados en negro y cuentapropistas.
Nada que celebrar
A pesar de la premura del gobierno nacional para salir a brindar, su estrategia quedó sesgada de cortoplacismo y miopía política, económica y social. Y eso es lo que le hicieron ver a los funcionarios de la administración nacional, desde diferentes sectores a lo largo de la semana.
La rapiñadora voluntad de encontrar un triunfo breve para su objetivo de mediano plazo de bajar puntos de la inflación dejó como saldo dos cuestiones claras: La inflación no bajó, sino por el contrario, subió; y el tiempo le devolvió críticas por no alentar el empleo “de calidad”.
La formalidad laboral es de radical importancia si se pretende contar con un sector obrero que pueda sustentar su empleo en condiciones dignas, estables y amparadas por negociaciones colectivas. Pero, además, es una fuente de recursos para la administración pública.
Por el lado de las industrias, implica, además, un triunfo en términos de salud e higiene. Y eso es lo que le hicieron saber al gobierno de Cambiemos desde la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (COPAL).
Fue Daniel Funes de Rioja, quien, en la semana, pidió que se atiendan las diferentes dimensiones de la informalidad, tanto en los aspectos fiscales, laborales como en las normas de higiene y salud, que generan “competencia desleal”.
¨Necesitamos crear mecanismos para asegurarnos que todas las empresas operen en la formalidad, tal como trabajan las empresas adheridas a COPAL que ofrecen productos inocuos y saludables”, dijo el presidente de la entidad.
Para el vicepresidente de la Unión Industrial (UIA) “crecer con empleo implica combatir la marginalidad y la pobreza”.
Los gremios, en acción
Además de reclamarle acciones desde el Estado al gobierno nacional, el presidente de la COPAL pidió a los sindicatos “generar Convenios de Corresponsabilidad Gremial como instrumento para propender a la regularización del trabajo informal en todos los sectores”.
El ejecutivo alimenticio, elegido por el gobierno para llevar adelante las reuniones de negocios del G20, asumió la importancia de sostener el empleo en condiciones estables, y, ofreció una mirada de largo plazo, más allá de los intereses que lo separan del movimiento obrero.
La informalidad laboral está en la agenda de los trabajadores y es una de las responsabilidades de la representación sindical de nuestro país, pero el avance sobre ese eje implica la participación de los actores políticos y económicos.
La reforma laboral y la división de aguas dentro de la CGT
Ya en 2017 la Confederación General del Trabajo negociaba con el ministro Jorge Triaca el blanqueo de los 4,5 millones de trabajadores que nuestro país tiene «en negro». El número representa un 33,6% de los trabajadores que no tiene aportes previsionales.