Trabajadores deberán pagar con sus salarios para que el Gobierno y la UIA no pierdan dinero
Pelea y reconciliación entre Macri y la UIA por la inflación que pagan los trabajadores
Tras pelearse con los industriales por la suba de precios y caída del consumo el Gobierno citó a la UIA en la Casa Rosada para dialogar. Mientras ambos bajan el techo de las paritarias y buscan eliminar la cláusula gatillo, dos informes prevén, ya, una inflación de 13,5% para junio. ¿Quién paga? Todo parece indicar que los trabajadores serán los que paguen con su salario.
La pelea entre el Gobierno y la Unión Industrial Argentina (UIA) incluyó de todo. Acusaciones, chicanas y, ahora, comida de camaradería. El aumento de precios y la caída del consumo, mientras, impactan en los bolsillos obreros que sólo reciben límites para las paritarias.
Hoy, lunes, los empresarios de la UIA irán a la Casa Rosada para compartir un encuentro con Mauricio Macri, luego de la refriega discursiva que varios de sus funcionarios protagonizaron con los industriales nacionales que reclaman por condiciones para competir.
El enfrentamiento verbal llegó en un contexto en que el movimiento obrero pelea por conseguir condiciones salariales equiparables con la suba generalizada de precios, aunque sin la suerte de los empresarios que ya consiguieron una audiencia con las autoridades nacionales.
Origen del conflicto
La escalada comenzó cuando, en una reunión de la UIA, el martes, un grupo de CEOs manifestó, en privado, su preocupación por la caída del consumo en el momento en que Macri batallaba por bajar paritarias, al menos diez puntos por debajo de la inflación estimada para 2018.
La respuesta del Ministro de Producción no se hizo esperar. Francisco Cabrera salió a contestar a los empresarios que «se dejen de llorar e inviertan y exporten». Horas antes, el vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, detallaba la situación compleja de la industria alimenticia.
Si bien en público el presidente de la COPAL, a posteriori, salió a aclarar que su relación con el Ejecutivo carecía de puntos oscuros, en el encuentro declaró problemas para Alimentos y Bebidas como la importación, la suba de Ingresos Brutos, la inflación y la caída del consumo.
Es que el ministro de la Producción había polemizado con Arcor, una de las gigantes alimenticias, por la importación exponencial de latas de tomates. Arcor planteó que el bajo precio las perjudicaba y Cabrera retrucó que «compren latas más baratas o bajen los precios del tomate».
¿Quién es el culpable?
Si bien en la reunión del lunes tendrá la función de terminar con los cruces mediáticos está claro que entre el Gobierno nacional y los industriales se abrió una disputa donde de uno y otro lado se responsabilizan mutuamente de la situación de la economía nacional.
Desde la UIA exigen condiciones políticas para tener una competencia favorable que no erosione su lugar en el mercado interno, y desde el Gobierno le retrucan la falta de inversión y competitividad en el exterior.
«La tensión se va a mantener hasta que los empresarios se decidan a ser protagonistas e invertir. Nosotros queremos que sean competitivos, no que reclamen por los viejos privilegios y por precios ridículos», señaló al Diario La Nación una alta fuente oficial.
«No podemos seguir aceptando que los industriales se beneficien a costa de los ciudadanos en general», señaló la fuente.
El hilo se corta por lo más delgado
En medio del cruce de acusaciones entre referentes políticos y empresariales del país responsabilizándose por la inflación ambos siguen presionando para bajar salarios a un actor que no forma parte de la disputa: el movimiento obrero.
Claro que en medio de la confrontación los empresarios jugaron con la posibilidad de generar descontento social apelando a la caída del consumo, justo en un momento político donde todos los funcionarios de Cambiemos intentan cerrar paritarias con un techo de 15% sin cláusula gatillo.
El alto voltaje de las acusaciones cruzadas y la manera de resolver la disputa, a través de una invitación de camaradería y foto para los medios, habla a las claras de la poca seriedad con que actores trascendentales de la economía nacional toman el asunto.
La reunión del lunes confirma que siempre pagan las consecuencias los trabajadores, quiénes, pese a los estudios oficiales y privados que prevén una inflación arriba de 25% para 2018, recibieron la negativa del Ejecutivo a subir el techo de paritarias y sostener la cláusula gatillo.
Pero, además, también recibieron la indiferencia de los mismos empresarios de la UIA que hace dos semanas se manifestaban “preocupados” por la caída del consumo. “Argentina tiene salarios altos para la baja productividad que hay” declaraba el propio Daniel Funes de Rioja.
Mientras tanto, en el mundo real…
A hora de los abrazos y la foto de camaradería entre los industriales y el gobierno, cuatro consultoras arrojaron, ya, cifras donde se estima una inflación acumulada del 13,5% para el mes de junio, empujada por una fuerte suba en abril.
La cifra haría perder la mitad del poder adquisitivo del salario de este año a los trabajadores de los gremios que aceptaron las condiciones salariales del Gobierno de Mauricio Macri, salvo que durante la segunda mitad del año la inflación llegue al improbable valor de 0.
Según Lorenzo Sigaut Graviña, economista jefe de Ecolatina, «se espera una inflación de 2,2% y 2,3% en abril que hará caer el salario real». Es que en ese mes aumentará el gas y nuevamente el transporte.
Sin embargo, en junio volverán a subir los pasajes de colectivos, trenes y subtes. Es por eso que la consultora Ledesma estimó que «la inflación acumulada hasta julio será de 13,5%».
A una conclusión parecida llegó la consultora Elypsis tras estimar una suba de precios mensual del 2,3% en el cuarto mes del año. El Estudio Broda, por otro lado, espera una inflación de 2,4% en abril.
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