La apuesta por el diálogo
La CGT viene sosteniendo una intención deliberada de incluir a los trabajadores en la discusión de las reformas que promueve el gobierno
“Se podrán debatir más profundamente contenidos» aseguró Héctor Daer, uno de los referentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), en la semana, al referirse a la propuesta de discutir “desgranada” la iniciativa de reforma laboral que el gobierno introdujo en el Congreso.
La idea central sería poder subdividir el proyecto del Ejecutivo para saldar las diferencias y tensiones existentes en varios de sus puntos, de manera que puedan mensurarse los consensos que la iniciativa tiene en sus aspectos particulares, tanto como en la generalidad.
El propio Daer recordó, días atrás, que la CGT obrera venía «tratando 3 temas de los 4 que toma el paquete (de reforma laboral) que se propuso: el blanqueo laboral, la formación profesional y la agencia de tecnología médica». Los ejes de los proyectos tocan aspectos que el sector obrero ya debatiendo.
Tensiones, incluso dentro de la CGT
El disenso sobre el blanqueo laboral, por ejemplo, sólo por citar un tema de la norma que intentará aprobar el oficialismo, en febrero o mayo de este año, implica que el proyecto tensiona miradas diversas en torno a cómo cada sector concibe el trabajo, incluso al interior de la CGT.
Muchos convierten esas divergencias en fracturas irreconciliables, desde los medios de información, la política o el propio sector obrero. A veces por malicia o puro pragmatismo se desconoce la tradición democrática fundada al interior del movimiento de los trabajadores argentinos.
Por supuesto que la central obrera, más allá de sus perspectivas puertas adentro, tiene límites que no franquea. Y eso es lo que le hizo saber la central obrera, unánimemente, al gobierno nacional cuando, a principios de noviembre, oficializó su rechazo al proyecto original de reforma, en consejo directivo.
A diez días de haber recibido el borrador de la reforma laboral de manos del Ministerio de Trabajo, el propio Dáer aseguró que “la CGT no está de acuerdo con la reforma laboral». Fue Juan Carlos Schmid, quien señaló que «la linea roja que no se permitirá cruzar es la Ley de Contrato de Trabajo”.
Es que si el borrador del proyecto presentado por el macrismo avanzaba sin modificaciones, se producirían grandes y profundas modificaciones sobre el carácter colectivo que regula las relaciones entre empleadores y empleados, desamparando a los trabajadores.
La democracia y el consenso en juego
La apuesta por el diálogo es una estrategia propia de instituciones donde se prioriza la madurez y el fortalecimiento de los mecanismos de representación democráticos, aun cuando no se nieguen las tensiones de orden ideológico, político o cultural que existe entre los actores en juego.
A pesar del abismo ideológico (y de intereses) que separa a los trabajadores con respecto a los sectores económicos que respaldan al actual gobierno, la Confederación General del Trabajo entiende que su gestión política se asienta en consensos sociales amplios que incluso permean al mundo del trabajo.
Ello implica reconocer que, aún dentro de las bases del propio movimiento obrero, existe legitimidad sobre las políticas que lleva a cabo Cambiemos. Sin abandonar las reivindicaciones históricas, por tanto, la central de trabajadores apuesta a edificar un diálogo estable.
La judicialización del sindicalismo
La estrategia del Gobierno ha cambiado a la par de su humor respecto a los tiempos necesarios para la construcción de consensos. Su impaciencia lo llevó a acelerar estrategias para amedrentar a los referentes gremiales del sindicalismo nacional.
La carta judicial, como vía para desprestigiar a los representantes del trabajo de cara a la sociedad, es un ardid peligroso que siembra prejuicios y generalizaciones sobre una institución que, en nuestro país, sostiene históricamente las reivindicaciones laborales.
Muchos referentes de la CGT y de otras centrales sindicales manifestaron ya que la Justicia debe hacer su trabajo para transparentar los mecanismos administrativos de los sindicatos. Sin embargo lo que subyace a esa acción del Gobierno es la intención de acorralar políticamente a los gremios.
“Hay una intención no sólo del Gobierno, sino de los factores de poder, de acorralar a los sindicalistas, de ponerlos de rodillas», aseguró, hace horas, el triunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid, al lanzar otra advertencia contra el Ejecutivo y los empresarios aliados a Cambiemos.
La avanzada de los hombres de Cambiemos ya puso en alerta a los representantes sindicales de diferentes corrientes y movimientos dentro de la central obrera, que ven en esa estrategia un intento de volver a “cero” con el proyecto original de reforma de Mauricio Macri.
Diálogo sí, extorsión no
Aún a pesar del plan que los hombres del Ejecutivo comenzaron a pergeñar para lograr sus objetivos, el sindicalismo dio sobradas muestras de sostenimiento de un diálogo maduro para conseguir consensos sociales a las medidas político-económicas.
La frontera del movimiento obrero quedó expresada en la frase del secretario general del gremio de la sanidad, quien, tras revisar la iniciativa de reforma laboral, en noviembre, sostuvo que «la única forma de acompañar un proyecto era que no toque derechos fundamentales».
En ese momento, Daer, quien acumula experiencia legislativa como diptuado nacional, habló de algunos de los temas que están en agenda para la CGT y que hoy se plantea, incluso, someterlos a un mayor proceso de consenso y legitimidad, balcanizando su tratamiento dentro del proyecto general de reforma.
Uno de ellos es la necesidad de que se formalice a más de 900 mil trabajadores, y otro es la capacitación de los trabajadores para que “los compañeros que están trabajando no se los lleve por delante el avance tecnológico”.
La apuesta al diálogo, de parte de los trabajadores, es la alternativa democrática que se mantendrá vigente, aún a pesar de los intereses políticos y económicos que intentan obtener un Ley de Trabajo que elimine sus reivindicaciones históricas.
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