Reforma laboral: ¿Por qué no somos Brasil?

La competitividad de las empresas crece a la par de la presencia sindical

En el marco de negociaciones de una importante reforma laboral, informes y balances de entidades que nuclean a la Industria de la Alimentación de nuestro país registraron evaluaciones positivas durante los últimos doce meses transcurridos. De acuerdo a estos análisis, la competitividad de las empresas crece a la par de la presencia sindical.

Según datos oficiales, la industria de la alimentación y bebidas es una de las que mayor dinamismo industrial tiene en nuestro país. El mito de querer convertir a la Argentina en el «supermercado del mundo» no es una pura ficción y puede convertirse en un proyecto realizable.

Las “ventajas comparativas” de esta región del mundo en relación con las materias primas que ofrece nuestro suelo dieron las condiciones para la aparición de una burguesía industrial fuertemente identificada con el sector alimenticio. A este actor se le complementó la articulación de fuerzas productivas, políticas y laborales que forman parte de un complejo productivo muy importante para el país y con una identidad propia.

Alimentos y bebidas a la cabeza del ranking manufacturero

Los datos difundidos por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), en mayo, mostraron que el sector de alimentos y bebidas reflejó en los primeros tres meses de 2017 un crecimiento del 1,9 %.

En la misma línea, las exportaciones de alimentos y bebidas de nuestro país, en el mismo período acumularon un aumento de 3,4%, es decir hasta US$ 5841 millones. La demanda de alimentos creciente del exterior, atada al crecimiento poblacional exponencial de países como China o la India, a la suba del poder adquisitivo de sectores que históricamente pertenecían a las capas bajas de la sociedad, interpeló a nuestro país y su capacidad industrial para competir en las primeras líneas mundiales.

En un estudio comparativo de competitividad de sectores industriales argentinos la consultora Abeceb, el mismo mes, mostraba que la industria de alimentos y bebidas lidera el ranking entre 22 sectores manufactureros. De hecho la industria de alimentos y bebidas posicionó a Argentina como tercer abastecedor a nivel mundial.

Mientras en Brasil, que es un país con altísimos índices de informalidad, trabajo en negro y cuasi esclavitud, la reforma fue aprobada sin modificaciones, en Argentina se consiguió que no sean afectados los convenios colectivos de trabajo que protegen al empleado contra una negociación individual y unilateral con la empresa respecto a salarios, jornada laboral, justicia, indemnizaciones, insalubridad, tercerización y  despidos, entre otras cosas.

¿Qué vuelve a un país globalmente “competitivo”?

“Es cuando un país obtiene frente a otros una ventaja relativa que, con base en sus factores de producción, creó y mantuvo un ecosistema que permite a sus empresas y emprendedores competir globalmente, generar utilidades, inversión y empleo” explicó Alberto Schuster, de la consultora citada, en una nota a El Cronista.

Durante muchos años la federación y la cámara empresaria lograron acuerdos beneficiosos para el sector entero. Mientras que las empresas obtuvieron grandes ganancias y se consolidaron como el sector de mayor crecimientos en el rubro manufacturero, los trabajadores de alimentación se encumbraron en el ranking salarial.

Eliminando los eufemismos, la “competitividad”, concepto gestado en el seno del liberalismo empresarial y político, es lisa y llanamente reducir el peso de las reivindicaciones del movimiento obrero.

Para estos analistas el Estado es una herramienta necesaria para mediar la relación entre los intereses empresariales y las demandas gremiales, relajando las pretensiones de salarios dignos y condiciones estables de trabajo del movimiento sindical.

Esta mirada se encuentra arraigada en casi toda la dirigencia empresarial y en buena parte de la representación política de nuestro país,  y, de hecho, pueden encontrarse nombres propios con esta óptica entre quienes actualmente ocupan los cargos administrativos más altos de la gestión política.

La presión descendente sobre el salario de los trabajadores era, de hecho el objetivo inicial que estaba en la letra del proyecto de reforma laboral que el gobierno presentó a la CGT, y que Michel Temer presentó en Brasil.

reforma laboral en Argentina y Brasil
La baja de los salarios era el objetivo inicial del proyecto de reforma laboral que el gobierno presentó a la CGT, y que Michel Temer presentó en Brasil.

Reforma laboral: ¿por qué Argentina no es Brasil?

Las diferencias entre las reformas laborales de ambos países responden a cuestiones bien distintas. Cuando los referentes de la Confederación General del Trabajo acordaron con el gobierno nacional introducir modificaciones al texto de la iniciativa original del Poder Ejecutivo, el apuro y la premura dela crítica de ciertos aventureros políticos les impidió analizar el rol importantísimo que la tradición sindical tiene en nuestro país respecto de la defensa de los derechos y condiciones del trabajo.

De hecho, el rol de los sindicatos es tan diferente en ambos países que el gobierno de Macri no sólo no se lanzó a implementar una reforma laboral sin antes consultar a la organización sindical más importante del país, sino que,  en el segundo encuentro de las negociaciones los representantes del Ejecutivo tuvieron que ceder y quitar de su borrador los ejes centrales de la reforma que se proponían.

Leer nota: Diferencias entre las legislaciones brasilera y argentina en materia laboral

Tanto en Brasil como en Argentina  la reforma laboral  es impulsada por los mismos representantes de la ideología liberal que busca favorecer la «competitividad» empresarial haciendo pagar el costo a los trabajadores; sin embargo, el actor social que negoció en una y otra latitud es uno completamente diferente. La dirigencia sindical argentina no permitió que se afecten los pilares del derecho laboral.

Mientras en Brasil, que es un país con altísimos índices de informalidad, trabajo en negro y cuasi esclavitud, la reforma fue aprobada sin modificaciones, en Argentina donde el derecho laboral es salvaguardado por los sindicatos y gremios, se consiguió que no sean afectados los convenios colectivos de trabajo que protegen al empleado.

El rol de los sindicatos en Argentina

Si el proyecto de reforma  impulsado por el Gobierno de Macri hubiese avanzado tal como se lo presentó, hoy estaríamos hablando de negociaciones  salariales individuales y unilaterales con la empresa, modificaciones abusivas de la jornada laboral, un acceso vedado al reclamo judicial , indemnizaciones financiadas por los propios trabajadores, mayor nivel de insalubridad, y facilidades para tercerizar y despedir.

El logro  de que no se avance con una reforma a la brasilera no le pertenece a Juan Carlos Schmid, Héctor Daer o Carlos Acuña; sino al valor que para nuestra sociedad tiene la reivindicación de los derechos del trabajo, en términos sociales, culturales y políticos.

Los trabajadores, si bien muchas veces se muestran críticos con los sindicatos y  los menos involucrados suelen plegarse a las críticas que los medios suelen hacer de un actor social que incomoda a la dirigencia política y a los empresarios; históricamente respaldan las medidas de los gremios a la hora de negociar por derechos o reivindicaciones. Los trabajadores interpelados por los sindicatos responden cuando se amenazan derechos y conquistas adquiridas; como así también cuando la puja distributiva perjudica a sus intereses.

Leer: La FTIA no permitirá que se modifique el convenio

Alimentación un caso emblemático

Alimentación es un ejemplo claro de que las ventajas relativas se obtienen por múltiples factores, y que en el caso del sector de industrias de la alimentación, el sindicato es uno de los actores involucrados que inclinan la balanza a favor del país.

Durante muchos años la federación y la cámara empresaria lograron acuerdos beneficiosos para el sector entero. Mientras que las empresas obtuvieron grandes ganancias y se consolidaron como el sector de mayor crecimientos en el rubro manufacturero, los trabajadores de alimentación se encumbraron en el ranking salarial.

Los trabajadores de Alimentación, en la actualidad, forman parte de el gremio industrial con los salarios más altos del país por detrás de los aceiteros. Este último, un sector muy particular y que está  integrado a un complejo agroindustrial de pocos actores que se reparten grandes ganancias.

La dinámica política del gremio y el peso de los dirigentes sindicales con mayor trayectoria, forman parte de la riqueza cultural, política y económica de nuestro país.

Este año mientras el gremio de la Alimentación discutía sus paritarias para que la inflación no afecté el poder de compra de los salarios de los trabajadores del sector. El propio secretario general del STIA, Rodolfo Daer, impulsó en paralelo el debate en el gremio contra la reforma laboral. De hecho  el debate público sobre la reforma fue impuesto en la agenda por los propios sindicatos que se ocuparon de involucrar rápidamente a los miembros de sus organizaciones.

 

Rodolfo Daer encabezó las marchas del STIA durante las negociaciones paritarias.

 

 

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