Las alimenticias se cortan solas y siguen subiendo precios
Las consultoras, el Gobierno y los analistas ya hablan de una tendencia progresiva en el tiempo para la baja de precios generalizada. Sin embargo, la tendencia, que comienza a vislumbrarse en diversos rubros, no es tal en el sector alimenticio. Inflación y victimización.
Mientras desde el Gobierno y varias consultoras ya perciben que varios sectores comenzaron a aliviar la suba inflacionaria, las alimenticias siguen con su tendencia ascendente de precios, mientras desde la Copal siguen negando la responsabilidad del sector en la suba.
La situación preocupa, y mucho. Es que las empresas alimenticias son las que determinan de manera directa en la canasta básica alimentaria y, así, en los índices de pobreza. Por eso la cifra de pobres e indigentes sigue en aumento constante.
A pesar de ello, el presidente de la Coordinadora de Empresas Alimenticias (Copal), Daniel Funes de Rioja, volvió, esta semana, a negar la responsabilidad de las empresas que representa. Lo hizo al decir que la suba de precios es consecuencia y no causa de la inflación.
La afirmación es algo que ya nadie cree y que difícilmente pueda considerarse verosímil, puesto que mes a mes envían listas con subas, generan ardides para justificar aumentos, y acuerdan subas a puertas cerradas, a contramano de los costos de los productos.
Sin control
La realidad es que los precios de los alimentos siguen sin control. Es que hasta los privados advierten que el rubro sigue subiendo por encima del IPC general. Ello va directo, claro, al bolsillo de los trabajadores y trabajadoras.
Sucede que la suba de precios en los alimentos sigue firme y se mantiene por encima del índice general de inflación, y ello impacta en la canasta básica alimentaria de manera contundente. Ello a pesar que los índices generales en otros sectores muestran alivio.
El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó días atrás que la inflación de agosto se ubicaría, por primera vez en largos meses, por debajo del 3%. Es el resultado de un proceso de leve desaceleración que los precios comenzaron a mostrar.
Ello, desde que el Gobierno le puso un freno al tipo de cambio oficial, en marzo pasado. Pero la batalla contra la suba de precios en los alimentos sigue firme, ya que el rubro viene creciendo por encima del índice general desde hace ya varios períodos.
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Mejora general
El oficialismo llega a las elecciones primarias con una tibia mejora en materia de inflación, pero con una importante deuda pendiente en el rubro alimenticio, que afecta en mucho mayor medida al segmento de la población más vulnerable.
Varias fueron las causas de la disparada, pero una de las más importantes tuvo que ver con el fuerte incremento en el valor de los commodities a partir del año pasado por la pandemia y la acumulación de retrasos en el traslado de los costos por parte de las empresas.
Ello, a raíz de los precios máximos. Esto, con la excepción de los productos estacionales, el año pasado los precios de los alimentos estuvieron contenidos pese al contexto, pero a partir del último trimestre de 2020, y más especialmente este año, los ajustes se sintieron fuerte.
Es que el Gobierno avanzó con medidas para controlar a las empresas de alimentos y bebidas apuntándole a la inflación como objetivo a eliminar de manera definitiva del espectro de los argentinos.
Las alimenticias no quieren cortar con la inflación
Claro que el sector que más reticencias mostró para reducir la inflación fue el de las empresas del sector alimenticio, representadas por la Coordinadora de Empresas Alimenticias (COPAL), que preside el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja.
Primero, las compañías fueron encontrando agujeros para poder aumentar, y luego fue el propio Gobierno el que liberó los Precios Máximos y comenzó a permitir incrementos mayores de a poco, presionado por el lobby patronal.
Hoy la situación es que la propia COPAL se niega a reconocer que sus representadas son las responsables de la inflación generalizada, y le apuntan a los trabajadores, una vez más. “Somos la consecuencia, no la causa de la inflación”, dice Funes de Rioja.
El titular de la Unión Industrial no pierde oportunidad para promover medidas que perjudiquen los derechos de los trabajadores pero cuando sale a defender, a capa y espada, a las alimenticias, que no paran de subir precios, aún cuando los otros sectores no lo hacen.
Las que más subieron en el último año
Desde la Secretaría de Comercio, que dirige Paula Español, digitan las subas de forma bimestral (con máximos de 9%, según el rubro) y además han reforzado los programas como Precios Cuidados, en las grandes cadenas de supermercados.
Pero también “Súper Cerca”, para el caso de los almacenes y autoservicios de barrio. No obstante, las cifras que mensualmente publica el Indec siguen superando el 3%. Para agosto, los números de las consultoras privadas indican que los alimentos subieron hasta 3,4%.
Ello, aún frente a un IPC general que se ubicaría en torno al 2,8%/2,9 por ciento. Es decir que se encargaron de subir precios por encima del promedio general inflacionario de todo el período.
Los productos que más subieron en los últimos doce meses son el rubro cárnico, uno de los que picó en punta respecto del 2020. Si bien en los últimos dos meses dejó de subir, en el séptimo mes del año el precio del kilo de asado se ubicaba en poco más de $678.
Esto frente a los $342 que valía el mismo mes de 2020. Es decir que en un año trepó 98%. En plena campaña, las autoridades adjudicaron la merma en el valor de la carne a las restricciones a las exportaciones.
En el caso de los lácteos, el producto que más subió de la lista que publica el Indec es el queso pategrás (74%), al subir de $699 el kilo a $ 1218. El sardo y el cremoso se incrementaron poco más del 60% en un año, mientras que la manteca subió 58%.
Otro de los alimentos que subió bastante más que la media del rubro fue el aceite de girasol. La botella de litro y medio costaba en julio de 2020 $153,39, valor que se elevó a $251,84 en doce meses (64%).
En la comparación interanual, también subieron fuertemente los productos estacionales, como las frutas y las verduras. A julio, lideraba la suba de precios el tomate redondo, cuyo valor trepó 118% en un año. De costar $74 el kilo en julio de 2020, este año subió a $161,55.
Finalmente, otros productos de la canasta alimenticia que subieron bastante más que el promedio fueron el vino común y la yerba mate. Con la excepción de los productos que integran la canasta de Precios Cuidados, la yerba es uno de los productos que más subió en el año (70%)
“Lo que estamos viendo es una paulatina desaceleración en el ritmo de aumento de precios de los alimentos. De acuerdo con nuestro relevamiento, habrían subido en agosto un 3,3% y nuestra primera estimación para septiembre es 2,9%”, dicen desde EcoGo.
“Entonces, si bien es alarmante que los alimentos sigan mostrando aumentos por encima del promedio del índice, ya que ello implica que los incrementos afectan al sector más vulnerable de la población, el segmento parecería comenzar a mostrar una cierta desaceleración”, afirmó a Infobae la economista Milagros Suardi, de la consultora EcoGo.