STIA ya había denunciado la situación financiera en Suschen
El Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación había advertido sobre el rojo financiero de Suschen. Ninguna autoridad tomó cartas en el asunto, la alimenticia cerró, los responsables desaparecieron y 105 mujeres perdieron el sustento para sus familias.
Desde el Sindicato de la Alimentación filial Buenos Aires venían denunciando la situación financiera delicada en Suschen y el contexto económico adverso del sector.
La alimenticia tiene deudas de años que se suman a la caída de las ventas., la competencia desigual con productos manufacturados en el exterior y el aumento de tarifas.
El gremio alertó varias veces por la situación que puso en riesgo la estabilidad laboral.
Sin embargo, el conflicto estalló tarde, recién la semana pasada cuando se conoció el cierre y el posible despido de las 105 trabajadoras.
Al borde del cierre
La fábrica de las conocidas golosinas Mielcitas y Naranjú está al borde del cierre. Si bien la fábrica está parada y sin producir, el sindicato no pierda las esperanzas de poder salvar las fuentes laborales.
La histórica empresa ubicada en Rafael Castillo, al igual que miles de PyMEs argentinas, atraviesa su peor momento económico y no tiene margen financiero para seguir operando.
Los responsables de la empresa, tomaron la peor y más irresponsable de las decisiones. Desaparecer, vaciar la fábrica y desconocer a las 105 trabajadoras contratadas.
Así, de forma penosa, una de las mayores fábricas de golosinas del país encontró un final anunciado víctima de un modelo económico que desalienta la producción, la inversión y la generación de empleo.
Deudas millonarias
“La empresa tiene deudas millonarias y, en un contexto de fuerte caída de ventas por la crisis económica del país, tampoco puede hacer frente a las tarifas de energía eléctrica, gas natural y agua potable”, dijo a Radio 10, José Luis Ledesma, integrante del Sindicato de Trabajadores de Industrias de Alimentación (STIA), que interviene en la planta.
En diálogo con MD, desde el sindicato explicaron que los problemas económicos vienen desde hace rato.
Sin embargo pero que a partir de julio los directivos abandonaron la planta, dejando a los 101 trabajadores, la gran mayoría mujeres, liberados a su suerte.
La empresa no quiere pagar a los empleados
Sin el pago de indemnizaciones a la vista, a los empleados les adeudan salarios de meses anteriores, el aguinaldo de junio y la primera quincena de julio.
“No apareció más nadie. Dejaron mercadería en la fábrica y, para poder seguir manteniendo la fábrica abierta, las trabajadoras salieron a vender la mercadería que quedaba. Pero ahora ya no tienen de donde sacar plata para la materia prima y seguir trabajando”, explicaron a este medio desde el sindicato.
Además, para evitar que los dueños retiren las maquinarias, los trabajadores decidieron ocupar la planta y realizar vigilias.
Son turnos que van desde la mañana hasta la noche, custodiando los elementos que constituyen su única fuente de trabajo.
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