Congelamiento de precios: el atajo desesperado de Macri
La cercanía de las elecciones y la imagen en caída de Mauricio Macri por los resultados de su política económica llevó al Gobierno a tomar una decisión que lejos está de la reactivación económica que dice buscar. Otra medida sin eje en los salarios.
Que el Gobierno nacional toma decisiones políticas mirando las encuestas día a día es de sobra conocido. El lanzamiento del paquete de medidas de esta semana para “reactivar el consumo” y bajar la inflación fue la última y desesperada decisión por la caída de la imagen de Macri.
Donde se mida, el presidente de la Nación experimenta un fuerte derrumbe de su imagen ante los argentinos. Así lo grafican las principales consultoras, que aseguran que, desde diciembre, luego del G20, la preocupación por la inflación puso en jaque el futuro de su reelección.
Casi seis de cada diez encuestados piensan votar a la oposición y el sesenta por ciento cree que la economía va a seguir empeorando. Un escenario muy adverso para el Gobierno, que perdió 22 puntos en la intención de voto en un año.
La lectura es clara, durante los primeros tres años de gestión el presidente no tomó una sola medida tendiente a favorecer el consumo interno y el empleo, sino todo lo contrario. Es por eso que la percepción social es que no existe un giro en la política económica, sino un parche.
La medida de Mauricio Macri, aumentada por los medios de comunicación afines, tiene pocas expectativas de arraigarse como un cambio serio para resolver el gran problema que es la inflación. Y es que el salario sigue sin aparecer en el eje de las decisiones políticas.
Inflación galopante
La inflación del mes de marzo superó todos los excesos de confianza de los funcionarios de la actual administración. Con un pico del 4,7% la suba generalizada de precios enmudeció a todos los que desde Cambiemos repiten que la inflación está bajando.
Es que la inflación interanual, la que se compara con el mismo mes del año anterior, viene subiendo de manera constante mes a mes desde noviembre del año pasado. Tanto es así que si se la mide mes a mes, desde diciembre ese cálculo pasó del 50% a casi el 55% en tres meses.
Esto implica que los primeros tres meses del año la inflación fue más elevada que los primeros tres meses de 2018. Por eso los pronósticos del Gobierno no tienen credibilidad en una población que sufre los efectos en su poder adquisitivo.
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Pero, además, la inflación acumulada de los últimos doce meses también viene subiendo. En este caso cuando se mide el dato de alza de precios de marzo resulta que la acumulada llega casi al 55% cuando la de diciembre de 2018 era de 50%.
Una medida con escaso impacto
La iniciativa de Mauricio Macri choca contra un dato que deja en evidencia el escaso impacto que puede tener para la economía real el “congelamiento de precios y tarifas”.
Sucede que los precios congelados tienen poco peso en el IPC que mide el Indec, y el aplanamiento de la suba de tarifas que se anunció quitaría 0,3 puntos de un índice que treparía a una cifra que se ubicaría entre 35 y 40% a fin de año.
Es que el INDEC releva 320.000 precios por mes para construir el IPC pero sólo el 1,5% – alrededor de 4.800 – corresponde a los que están incluidos en el programa «Precios Cuidados».
Si se considera que el programa de «Productos Esenciales» son sólo 64 precios congelados por seis meses, se percibe que el efecto sobre el IPC es aún menor.
Varios especialistas salieron a remarcar que la medida tendrá escaso impacto para resolver la inflación. Es que la medición de la suba de precios excede muy ampliamente a la selección de productos realizado por la administración nacional para esta iniciativa.
«Si uno piensa a la política de Precios Cuidados como política antiinflacionaria, esta no ha funcionado hasta ahora, porque el acuerdo existe desde que empezó el gobierno”, manifestó Martín Rozada, investigador en Finanzas de la Universidad Di Tella.
“Y si se incorporan otros 60 productos más es improbable que eso funcione. Si hay algún efecto, va a ser poco», explicó Rozada. No obstante, indicó que «es un alivio para la gente de menores ingresos, que puede comprar esos productos».
«No funciona porque para que funcionen los controles de precios, aunque sea por algún tiempo, hay que mirar todos los precios de la economía, y eso es imposible.
En el corto plazo funciona, pero en el largo plazo lleva al desabastecimiento de esos productos», explicó Rozada.
La Copal se viste de amarillo para la campaña
Si bien en un primer momento la Coordinadora de Empresas Alimenticias (COPAL), que preside el ultramacrista Daniel Funes de Rioja, salió a criticar con dureza la iniciativa de congelamiento de precios de Cambiemos, luego se desdijo y pidió “apoyo social” a la medida.
“Va a reventar todo como en el Rodrigazo”, dijo Funes de Rioja al conocer el proyecto del Gobierno de Macri. Sin embargo, 24 horas después, el “monje negro” del macrismo salió a pedir que “la sociedad” apoye esta medida a la que definió como “transitoria, hasta octubre”.
Al parecer el vice de la UIA primero expresó el malestar del sector empresario de los alimentos por esta iniciativa que catalogan como “populista” y “electoralista”. Sin embargo, más tarde recordó su posición de cuasi funcionario del macrismo y bajó los decibeles.
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Es que desde la COPAL creen que la actual política económica (que beneficia únicamente al sector exportador de productos de la economía primaria y a sus derivados manufacturados) es el camino a seguir. Eso es, justamente, de lo que descree el 65% de la población.
El temor de los empresarios alimenticios, que el año pasado aumentaron 64% el valor de sus productos cuando la inflación fue del 50%, es que triunfe un candidato que promueva la reactivación del consumo interno por la vía del salario.
Octubre define todo
Si bien cada vez es más el reclamo de los trabajadores que reclaman para que se implemente una política de revitalización salarial y, por ende, de reactivación del consumo interno, resta ver que se definirá en octubre.
Incluso las Pequeñas y Medianas Industrias exigen al gobierno nacional que de un giro a las políticas económicas que son aplaudidas por un puñado de empresarios nacionales con el ojo puesto más en el exterior que en nuestro país.
Por lo pronto las medidas de Macri continúan en la dirección de no beneficiar al salario, el consumo interno y la producción.
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