Molinos compra La Salteña y crece la tendencia monopólica del sector
Los problemas de un mercado monopólico se acentúan en el país con la noticia de la compra de La Salteña por parte de Molinos. Ni el mercado por sí mismo ni el Gobierno por su incapacidad de gestión o por omisión intencional, son capaces de controlar a los formadores de precios.
El sector alimenticio está avanzando hacia la monopolización del sector con la compra de La Salteña por parte de la gigante Molinos Río de la Plata que controla gran parte del sector. Cartelización, cesantías y suba de precios asoman en el horizonte.
Finalmente se confirmó que Molinos comprará la empresa de la que se desprendió General Mills.
Molinos ingresa en la recta final para quedarse con La Salteña.
La novedad llegó cuando General Mills puso en venta a su marca de pastas y tapas de empanadas. Las gestiones se iniciaron hace tres meses y se concretaron recién en los últimos días.
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Bimbo y La Salteña
General Mills, ya se desprendió, hace casi tres años, de su negocio de panificados, vendido a Bimbo.
Ahora, puso en la góndola a La Salteña, clásica etiqueta de pastas frescas y secas y tapas para empanadas.
Molinos Río de la Plata, la alimenticia que controla la familia Perez Companc, ya anunció la compra.
La transacción implicaría la transferencia de la planta en la que se fabrican sus productos, en la localidad de Burzaco.
Molinos es dueño de 22 marcas alimenticias, en el segmento de pastas juega fuerte con Luchetti, Matarazzo, Delverde, Don Vicente y Don Felipe.
En junio pasado, inauguró una nueva planta en Malvinas Argentinas, en la que invirtió $ 700 millones y demandó 13 meses.
El actual Grupo Perez Companc tiene 10.000 empleados, ventas anuales por u$s 3400 millones y tres plataformas de negocios: alimentos, agro y energía.
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500 empleados con incertidumbre
El establecimiento emplea a 500 personas y tiene una superficie de 20.000 metros cuadrados.
Desde la planta y el Sindicato de la Alimentación manifestaron su alerta por el traspaso.
Es que lo tradicional en estos casos es la posibilidad de pérdida de puestos de trabajo.
Se inauguró con una capacidad productiva de 200 millones de unidades anuales de los cuales se preveía exportar el 90% a más de 52 países.
Sin embargo, la retracción que experimentó el mercado local desde entonces alimentó la decisión de General Mills de abandonar la Argentina.